II

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Compromiso finalizado

Caminaba por las calles de la ciudad, los ojos de las personas se posaban en ella como si fuera un rubí, lucía un vestido rojo con escote de corazón y falda que le llegaba por debajo de las rodillas, el vestido era pegado al cuerpo formando una hermosa figura en ella, en sus manos sostenía una cartera, y sobre sus hombros cargaba un hermoso abrigo blanco, su cuello estaba decorado con un collar y sus dedos con anillos.

Su cabello estaba suelto, y con cada paso que daba se movía suavemente, estaba yendo a un lujoso restaurante donde se encontraría con Steven, su prometido, no estaba muy feliz y eso estaba siendo reflejado en su rostro.

Aburrida y sin el mínimo interés en él, paró a mitad de camino.

El arrepentimiento estaba fluyendo y la idea de escapar se estaba proclamando.

«Quiero irme, quiero abandonarlo, quiero ser libre» pensó mientras la gente caminaba a su alrededor.

Estaba lista para renunciar a un hombre que no amaba, pero antes de poder hacerlo se dio la vuelta con valentía y ahí estaba detrás de ella.

Steven la observaba con seriedad y sin una pizca de cariño.

Ninguno de los dos quería estar ahí, lo hacían solo por beneficio mutuo, pues al ser Violet una descendiente de familia medieval, con propiedades y empresas a su nombre era un blanco fácil para alguien que está técnicamente en la quiebra y desea salir de las deudas antes de entrar en la pobreza.

Él se acercó a ella y la observó con superioridad.

—Te ves hermosa, lástima que no tengas pareja —Sus palabras la confundieron y la sacaron de todo pensamiento —Veras Sallow, en este mundo existen las personas poderosas pero estúpidas y las inteligentes, pero pobres, yo estoy en ese rango intermedio y tú en el de las estúpidas, ¿quieres saber por qué? Tú tienes el dinero que mi familia necesita, pero no estoy dispuesto a pagar por sus errores casándome con una mujer tan grotesca y vulgar, odio tu cuerpo, odio tu nombre, odio tus ojos, odio todo que tenga que ver contigo. Eres extraña, rara por no decir más —Sus palabras fueron hirientes y ofensivas —No desearía que mis hijos tuvieran los rasgos que te representan, como también, esa extraña pasión que tienes por cazar al aire libre como si fueras una indígena o una salvaje alejada de la sociedad. Estamos en pleno siglo XXI ya madura y se una mujer civil, así atraerás a un hombre bueno y respetuoso, alguien mejor que yo —Le dejo claro de la peor manera.

Steven nunca había sido así con ella, la trataba diferente y con todo el cariño que se le puede brindar a una mujer, ¿acaso sus actos eran mentiras? Sí, así era, ese era el verdadero rostro de Steven, su verdadero ser.

Le dio la espalda y camino ignorándola, con una sonrisa en sus labios, se dirigía a donde estaba una mujer con un vestido negro, parecido al que tenía Violet en ese momento.

La mujer se veía feliz de verlo acercarse a ella; sin embargo, la espalda de Steven fue tocada y su hombro agarrado con fuerza.

Se dio la vuelta y observó a Violet burlandose de ella.

—Estas resentí...—Sus palabras quedaron en el aire.

El puño de la chica chocó contra su cara con fuerza dejándolo en el suelo y reventándole la nariz, sus nudillos dolieron y ver a el hombre sobre el suelo la llenó de satisfacción.

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now