VIII

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Hombres lobo

Adara solo se burló de ella en voz baja, no le prestó mucha atención, solo le alegró que su garganta hubiera mejorado, y que estuviera bien.

Eso era lo único que importaba.

Violet solo la fulminaba, no podía hacer mucho ya que de verdad la había ayudado y ser descortés con ella no era la mejor idea por el momento.

—Tranquila niña, no hay necesidad de verme así —Sobo su cabeza y su tacto era cálido y amable

—No soy una niña —Respondió con enojo

El reloj sonó y su sonido se dispersó por toda la habitación, anunciando la hora de aquella noche, ya eran las ocho, el mejor momento para comer algo y luego irse a la cama.

—¿Tienes hambre?

—No —Respondió aburrida

Eso no le sorprendió mucho, aún era temprano y no le llamaba la atención dormir, aun así, debía hacerlo, una de las órdenes del alfa fue que no hablara mucho con ella, que no socializa o le iría mal, y eso era lo que Adara quería evitar con él.

Estaba a punto de levantarse de la cama, cuando fue tomada de la muñeca.

—Espere —Escucho y sus ojos se posicionaron en la chica —¿Qué es este lugar? ¿Qué eres? Y ¿por qué estoy aquí? —Hizo preguntas rápidas y Adara solo calló soltándose de su agarre

—Mañana te explicaran todo, ahora si no tienes hambre, ve a dormir —Contestó sin interés, se dirigió a la librería de la habitación y tomó uno de los libros

Se sentó en un sofá cómodo, empezó a leer y pasaba de renglón en renglón, bajando su mirada hasta llegar al final de la página donde sus ojos se pegaban en la otra hoja, era un movimiento repetitivo.

Estaba leyendo un libro sobre su raza, en realidad era una historia corta que apenas contaba cien páginas, Violet solo observaba a la mujer y dejando la taza en la mesita de noche se acercó a ella.

Adara no puso la más mínima atención y siguió con su lectura como si la persona que tuviera enfrente no contara y no existiera, ignorando su presencia en lo absoluto.

—¿Qué pasa? ¿Por qué debo esperar hasta mañana por algo que puedes decirme tú?—Dijo y fue ignorada por la loba que pasó a la siguiente página del libro.

Violet se sintió molesta y en un arrebató le rapó el libro de las manos y lo levantó, esta vez fue vista por la loba, pero de igual forma, su mirada no pareció convencerla.

—¿Qué quiere? Creo que le dejé bastante claro cuando dije que lo sabría mañana al amanecer, ¿qué es lo que no entiende?

—Te lo acabo de decir ¿por qué debo esperar hasta mañana? —Inquirió y Adara solo rodó los ojos

—Por qué sí, ahora si no tiene hambre es mejor que duerma —Su voz fue de superioridad

Ella cruzó los brazos, sostuvo el libro en sus manos mientras le fruncía el ceño, Adara que tenía más paciencia solo se pegó a la ventana, observó a la luna, pegó sus manos y cerró sus ojos.

Violet caminaba despacio, observó su perfil y como era que oraba, estaba concentrada y sus labios se movían sin soltar alguna palabra, hasta dejar una gran incógnita sobre la chica.

Abrió sus ojos, bajó la cabeza e hizo un símbolo con sus manos el cual era una media luna, sorprendida por la acción cometida sintió curiosidad.

—¿Qué acaba de hacer? —Inquirió

—Orar —Contestó tomando el libro de las manos de la chica

Quién no sintió el tacto de la loba, solo se concentró en su mirada.

—¿Por qué, le das devoción a un planeta? —Inquirió

—Porque aquí, la luna es una divinidad, en las manadas se cree en la diosa luna, ella es nuestra matrona —Contestó a su pregunta y fue a sentarse

—Pero, ¿Qué hace ella? Es la misma luna como la pintan en los libros —Dijo acercándose a ella y sentándose a un lado

Ya sabía que eran, hombres lobo, hombres cuyo beneficio no entendía.

Estaba curiosa por saber y eso era evidente, también Adara quería saber por qué Violet dijo eso, el mundo humano y la dimensión de los lobos era similar, en cierta forma.

—¿A qué te refieres, como en los libros?

—Bueno, yo... he leído algunos libros sobre lo que creo que es tu especie, son hombres lobo, ¿cierto? —Hizo una pausa y la loba asintió con la cabeza —Lo poco que leía relataba que ella solo cumple la misión de asignar parejas a los hombres lobo, no tengo más conocimiento, además de su apariencia, nunca se revela o se cuenta algo, ¿eso es correcto? —Explico y Adara suspiro

—De todo lo que dijiste, solo es cierto una cosa, y es sobre las parejas destinadas, a esas parejas se les conoce como Mate, y son organizadas por la diosa, puede ser al momento de nacer o en el desarrollo del lobo. Se conoce después de los dieciocho años o cincuenta, ya que en esta dimensión los hombres lobo contamos con mil años de vida, al igual que los demonios, vampiros y ángeles —Mencionó y sus palabras la sorprendieron

No esperaba que fuera así, y eso la llenó más de duda, en especial, de cuál era la edad de la mujer que estaba al frente suyo.

—Disculpe la molestia, pero ¿qué edad tiene?

—Yo tengo quinientos cincuenta y cinco años, soy apenas una loba de mediana edad —Contestó y Violet se puso pálida

—¿Cómo pueden vivir tanto? Y los vampiros, ¿acaso ellos no son inmortales? —Preguntó basándose en más libros

—Bueno, sobre esa raza no conozco mucho, pero tengo entendió que eso depende de cuánto maten y coman, pero esa es otra raza de otra dimensión y otro mundo, ahora si no tienes nada más que decir ve a dormir —Volvió a abrir el libro y siguió leyendo

—Pero, ¿no puede contarme más sobre ustedes? —Preguntó

Ella negó con la cabeza, y se volvió a concentrar, se fue a la ventana y observó la luna, estaba llena y brillante, estrellas se posicionaron en ella e iluminaban las nubes con su hermosa luz, reflexiono por unos segundos y recordaba lo que le contaban sobre la luna.

»—Escucha Violet, la luna es hermosa porque es fría, el sol es bello porque brinda calor y tú eres especial porque transmites alegría, no te concentres en las palabras de las personas de la mansión y sólo cree en ti. Sabes que te amo, porque eres una hermosa niña—«

Esas palabras, fueron las de su nana, y con verla, solo pensaba en ella, ese era el único recuerdo e imagen que pasaba por su mente, su cara, y las facciones de la mujer que cumplió el papel de mamá.

Y ahora en un mundo diferente, lo único que quería era volver a sentir ese calor.

Y ahora en un mundo diferente, lo único que quería era volver a sentir ese calor

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Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now