XIV

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Afecto

Sus mejillas se ruborizan mientras su corazón latía con adrenalina, desvió su mirada, pero eso no significaba que no pudiera verla.

Tenía el ceño fruncido, con el cabello sobre el rostro. Aparentaba estar enojada, aun así le causó gracia su acción.

Sonrió al saber que su plan se estaba llevando a cabo de la manera que deseaba, seguiría con el mismo trayecto hasta tener todo lo que deseaba de Violet.

Debía admitir que no la quería como una amiga o como una conocida lo único que realmente llenaba al alfa era saber que estaría con él en su manada y no con alguien que podía matarla con tan solo verla.

Duncan no era idiota; sabía con detalle  que Violet desconfiaba de él, por eso estaba tan enfocado en establecer una confianza con una humana que solo usaría a su beneficio.

Después de todo, el único ser que de verdad se merecía todo acto de adoración era él.

Aunque tuviera una manada entera, lo que Duncan más deseaba era poder y estaría dispuesto a obtenerlo así no le perteneciera.

En la manada Norte, donde la luz del sol es escasa, las nubes grises se apoderaban de todo el cielo y los días se volvían noches

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En la manada Norte, donde la luz del sol es escasa, las nubes grises se apoderaban de todo el cielo y los días se volvían noches.

Sentado en un trono victoriano dorado con forrado negro con una pierna encima de la otra, su cabeza siendo apoyada en la palma de su mano, con el ceño fruncido, y un aura intimidante.

Darko alfa de la misma manada presenciaba la pequeña adoración que hacían sus lobos al tenerlo cerca.

Respiro profundo mientras su mirada está puesta en un solo lobo.

El guardia agachado tenía la frente en alto, con una mirada de su alfa se levantó con orgullo, puso sus manos en su espalda y esperó la orden para poder hablar.

—¿Qué noticias traen? —inquirió con voz gruesa y grave

—La encontraron... encontraron a la sangre maldita —contesto ganándose rápidamente la atención del alfa que se sentó derecho mientras su mirada cambiaba, el lobo trago en seco cerró los ojos y trato de relajarse —la tiene Duncan en su manada, nuestro espía manifiesta que aunque no tenga la marca su parentesco con Azrael es invaluable, ha convivido con ella, pero Duncan le tiene prohibido que le hable —explicando se llevó la mano al pecho sacando un sobre blanco con unas letras, una carta, una carta importante que se le fue entregada en las manos —dice que paso mucho tiempo sin poder escribir, pero esta carta contiene toda la información de la sangre maldita, alfa si nos concede un permiso podemos organizar un plan para secuestrarla y traerla a usted

—No, deja que el espía se encargue, ustedes tienen prohibido entrar a la manada enemiga, sean pacientes, este infierno se acabará pronto cuando la sangre del enemigo sea derramada —Aclaró Darko con voz fuerte

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now