XXXII

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Crista

Oliver el cachorro mayor de Adara la entrenaría durante la noche, así sería más fácil para ambos.

En el día sería instruida por Adara, manteniendo su perfil bajo.

El objetivo del caballero era entrenarla hasta que logre defenderse por sí sola, la meta era hacer todo lo posible para que se fuera, esa noche estaba entrenando en los jardines.

Sobre sus manos tenía un arco y una flecha, le disparó con limpieza dando en el blanco de la diana en frente.

Sus habilidades habían mejorado de tal modo que no le quedaba imposible.

Oliver observaba cada uno de sus lanzamientos asintiendo con la cabeza cada vez que atinaba, una vez acabó con las dianas se le pasó un saco de arena para que lo golpeará.

—Eres una cazadora, entonces sabes usar esto —dijo Oliver haciendo referencia al saco

—Bueno, algo así —contestó

—Escucha, sólo imagina que es la cara de Duncan y ya no están complicado —dio el ejemplo con sutileza

Se tomó su comentario muy en literal, una vez se le dejó el saco empezó a golpearlo como si no hilera un mañana, sus manos estaban protegidas, pero sus nudillos estaban siendo apretados.

La fuerza que tenía la humana la supera, Oliver observaba con detalle cómo eran sus movimientos.

Analizaba cada movimiento como si fuera único, cuando se canso se agacho llevando sus manos a sus rodillas bajando la cabeza y jadeando.

El sudor bajaba por su frente, su corazón palpitaba con adrenalina, su cuerpo quería seguir, deseaba obtener buen resultado para irse.

Esa era su motivación, tomó aire y volvió a golpear el saco pero antes de tocar la bolsa que cubría la dura arena, su muñeca fue sujetada por Oliver con fuerza para detenerla.

—Calma humana, ya me di cuenta que tienes buena condición física, no eres tan débil como mi madre dijo —bajo la muñeca con cuidado mientras su mirada era severa

—Nunca lo he sido, solo tengo mie…

—Miedo… Era lo que querías decir, déjame decirte una cosa sobre las manadas; existe la rivalidad por niveles alfa, beta y omega son los tres niveles que existen, todos son fuertes y sabes que pasa cuando hay alguien débil. Lo devoramos, lo matamos con los colmillos y las garras porque odiamos la debilidad, odiamos el miedo, pero Duncan lo ama, eso lo alimenta y entre más temas más fuerte es —explicó Oliver con profundidad en su voz

Se quedó callada, sus palabras eran ciertas y desde aquella noche no seguiría sintiendo miedo.

Esa noche Violet aprendió todo sobre peleas, puntos débiles de los hombres lobo, manejar sus emociones y mostrar firmeza.

En el día cumplía sus obligaciones como estudiante y amante. En la noche buscaba destruir a Duncan a toda costa, saliendo de él.

Oliver le enseñó a desempeñar su fuerza como un lobo.

—Aunque eres humana en tus venas corre la sangre de los lobos —decía su maestro nocturno en su octava noche de entrenamiento

Esa noche, Oliver le había dado una daga para defenderse de todo aquel que le hiciera daño.

Decidieron empezar su duelo, la daga bailaba en sus manos cuando la lanzaba hacia él, Oliver tenía más práctica por lo que todo intento de ataque solo lo hacía bostezar, era inexperta por lo que estaba ganando ventaja ante ella.

Una maldición de sangre y dolor Where stories live. Discover now