Capitulo 18

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LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPITULO 18


• Capítulo 18

La mujer le dio la espalda y caminó lentamente, sus pasos eran silenciosos.

Poco después, se detuvo frente a una pared en la que colgaba un gran cuadro que representaba una luna azul redonda sobre un cielo nocturno oscuro. Debajo de la luna, la mujer estaba de pie con la mitad de su cara cubierta por una profunda sombra.

¿Ella sonreía bajo esa sombra, o no?

—¿Invitaré a esa persona? ¿O llamaré a esa persona por usted?

Rosetta se levantó lentamente de su asiento y recorrió el mismo camino que la mujer había pisado. Un paso, dos pasos. Cuando la distancia entre ellas se redujo después de algunos pasos silenciosos, el rostro que estaba oculto por la sombra se reveló tenuemente.

—Pero parece que ella ya está aquí…

La mujer sonrió.

—Madame. —dijo Rosetta.

Bajo la sombra, la mujer siguió sonriendo en silencio. Con los ojos curvados hacia arriba como si estuviera encantada, sacudió la cabeza ligeramente.

—No sé de qué está hablando.

“¿Cómo que no lo sabes? Tú lo sabes todo.” Por un momento, sus miradas se cruzaron.

Bajo la luz de la luna, la mujer se escondió bajo las sombras una vez más. Ella se escondía mientras Rosetta estaba al aire libre. Esta era la clase de situación que la otra persona favorecía, pero Rosetta no hizo nada para contrarrestarla. En primer lugar, su propósito era despertar el interés de Madam Blanca.

—¿No? ¿De verdad no lo sabe? —Rosetta se encogió de hombros y volvió a sentarse en el sofá. Teniendo en cuenta la expresión de antes, parecía que ya había logrado su objetivo.

Una primera impresión era más impactante si era moderada.

El sofá en el que se sentó era muy suave. Se inclinó hacia atrás, y luego habló como si estuviera tarareando: —Entonces, está bien.

Sin siquiera mirar, Rosetta sabía que la mujer estaba sonriendo

* * *

Madam Blanca, un personaje con un papel importante en la novela. Ella era la maravilla del mejor gremio secreto del imperio. No había nada que ella no pudiera manejar, siempre y cuando se le diera el precio apropiado para el pedido, podía conseguir cualquier información o cualquier objeto en el mundo. Ella incluso hacía otro tipo de servicios secretos.

En la novela, Leo también la visitaba a menudo. Ese lunático protagonista masculino, por supuesto, no podía cortejar a la protagonista femenina por la vía correcta.

Blanca, en la novela, le dio a Leo una atención especial. Incluso si él pagaba el mismo precio que otros, los resultados que otros obtendrían eran de 1, pero Leo obtendría un 1.2.

La razón era simple: sólo porque Leo Carter era una persona interesante.

… Rosetta se preguntaba qué razón loca tenía, pero era una verdad innegable a pesar de todo.

Madam Blanca era una mujer que se fijaba bastante en los que eran "interesantes”. Nadie sabía por qué empezó a pensar así, ella sólo decía: “Después de coleccionar cosas interesantes, empecé a recibir un poco más que los demás. Luego, después de venderlas y ahorrar dinero, de repente era dueña de un prestigioso hotel”.

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