Capitulo 19

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LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPITULO 19

• Capítulo 19

—... Ja... jajaja. —la risa brotó de los labios de la mujer, como un globo que pierde aire.

Unos dedos provistos de guantes de terciopelo hicieron girar ligeramente una pipa de tabaco y, pronto, un largo humo dibujó un círculo en el aire al movimiento de la pipa.

En el piso subterráneo del Hotel Larrington, Blanca, que se hallaba acostada sobre una silla blanca, no podía reprimir el sentimiento extasiado que bullía en su interior. Hacía tiempo que no sentía como si la sangre se le subiera a la cabeza.

A veces aparecía gente así en su vida, una tras otra. Alguien que despertaba su interés.

“...Pero parece que usted ya está aquí... Madame”.

¿Ella lo sabía o estaba pretendiendo saberlo? Es una pena que Blanca no pudiera preguntar eso. Si lo preguntara, sería como mostrar sus cartas a su oponente. Y como no podía preguntar, eso sólo hacía que esto fuera más emocionante.

—Madame, se ve feliz. —preguntó Logan en voz baja, tendiendo un cenicero junto a Blanca.

Era raro que el estado de ánimo de su maestra fuera tan bueno.

—No estoy contenta. Sólo estoy de buen humor. —respondió Blanca sin ocultar su amplia sonrisa.

Sus labios, curvados hacia arriba como una luna creciente mientras mordía la pipa de tabaco, expresaban su alegría, al igual que uno de sus pies, que se movía al ritmo de una música inexistente.

—Debe haber disfrutado de su conversación con la Princesa Ducal.

Sus zapatos negros, que se balanceaban en el aire, se detuvieron de repente. Blanca, con la pipa aún en los labios, desplazó su mirada hacia el hombre. Sus ojos se encontraron.

Por un momento, el hombre se mordió el interior de su boca mientras un escalofrío le subía por la espalda.

“Ah, me equivoqué”. Justo como pensó, esto…

Huuu. Blanca sopló humo en la cara del hombre. Éste dio un paso atrás, tosiendo ante la inesperada bocanada de humo que le llegó a la cara.

Logan tosió sobre su brazo y se cubrió los ojos, luego tragó saliva cuando el calor le tocó los labios. Cuando levantó la cabeza, la pipa de tabaco caliente estaba justo delante de sus labios, si se movía un solo milímetro, sus labios se derretirían definitivamente.

Blanca, que observaba la expresión rígida del hombre, extendió lentamente la mano.

—Cuidado con lo que dices, Logan. Te he dicho que no dejes que la identidad del cliente salga de tus labios. No seas tonto, no me gusta la gente tonta.

Su risa era cínica. Logan inclinó la cabeza, sin tratar de inventar una excusa.

—Me disculpo, Madame.

—Voy a ser suave contigo porque hoy estoy de buen humor, pero ten cuidado a partir de ahora.

Ella no le dejaría ir dos veces.

El tono cantarín de Blanca reverberó por toda la habitación mientras vertía la ceniza del cigarrillo sobre el cenicero que le había traído Logan. Después, se dirigió de nuevo a Logan con un rostro indiferente, sus palabras no contenían nada de su deleite de antes.

—En fin, el tiempo vuela, ¿no?

—¿Perdón?

—Los niños crecen muy rápido.

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA  Where stories live. Discover now