Capitulo 45

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LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPÍTULO 45

• Capítulo 45

—Bien pensado.

Rosetta sonrió mientras observaba la daga deslizarse por el suelo.

Había momentos donde las personas menospreciaban a alguien que se diera por vencido rápidamente, pero Rosetta no detestaba verlo. Incluso si era patético, ¿no sería mejor sobrevivir, que mostrar algo de coraje y aún así dirigirse hacia la muerte de todas maneras?

Ah, por supuesto, eso es, si quieres sobrevivir.

Con una mano aún en la parte trasera de la cabeza de Harron, Rosetta lentamente levantó la otra mano de lejos de su cuello, como si estuviera acariciándolo con un toque superficial.

Sus ojos se abrieron a medida que la distancia entre Harron y aquella mano gradualmente se cerraba más.

Sin embargo, se sentía como si esa mano no fuera la de una mujer, sino como si fuera la boca colmilluda de un monstruo.

Tragó.

La persona tragó en seco. La forma en que su garganta tembló demostraba lo urgente que la situación era para ella.

—P… Per… dóneme…

Las palabras susurradas eventualmente se convirtieron en una oración rota, aún así la mano no dejó de moverse y lentamente se acercó a su objetivo.

La manó se dirigió cerca del puente de la nariz de Harron.

La yema de los dedos que tocaron su rostro eran fríos.

Harron apretó sus manos en puños porque la sensación fría era demasiado afilada, lo que inevitablemente le devolvió a la realidad. Hubiera sido mejor si esto fuera un sueño.

La mano sobre su nariz pronto agarró la máscara que cubría la parte inferior de su rostro. Luego, fue empujada hacía abajo sin una pizca de duda o piedad.

Tuk. Con un sonido bajo, el nudo que estaba apretado detrás de su cabello se rompió sin oponer resistencia, y el largo cabello castaño grisáceo en degradado cayó bajo la capucha.

Dado que su rostro fue expuesto de repente, el tibio aire temprano del verano le golpeó. Hasta el punto en que Harron no podía respirar.

Rosetta miró fijamente el rostro de Harron por un largo tiempo.

Tez morena y ojos castaño oscuro, que era la coloración más común en el imperio, y labios secos y agrietados.

Bueno, los ojos castaño oscuro no podían verse apropiadamente por lo mucho que sus ojos estaban temblando, desviados por miedo a encontrarse con los ojos que había bajo este velo. Aunque sólo fuera por un momento, aunque sólo fuera por casualidad.

Cuando Rosetta le miró de frente —no, cuando el velo le miró de frente—, Harron sintió una intensa sensación de miedo en su interior.

Lo único que podía imaginar bajo aquel velo era el rostro de un monstruo con la boca desgarrada. El sentido común diría que eso era imposible. Sin embargo, el hecho de que su rostro estuviera cubierto acrecentaba aún más el miedo.

Siempre que se contaban historias de fantasmas, era mucho más terrorífico escuchar la historia mientras se la imaginaba. Nada era más aterrador que eso.

Mientras el asfixiante silencio se prolongaba, Rosetta asintió y murmuró.

—... Como esperaba, qué acto tan interesante.

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