Capitulo 24

64 15 0
                                    

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPITULO 24

• Capítulo 24

Sus ojos se encontraron, frío y caliente. Rojo y dorado. Ninguno de los dos se apartó.

Rosetta le miró fijamente y movió la mano ligeramente hacia un lado, como si estuviera apuntando con más precisión.

—Te di tiempo para pensar, pero huiste. No puedo permitir que vuelvas a hacerlo, así que elige ahora: ¿me seguirás o...? —Sus labios se detuvieron.

Dentro de esa habitación hace unas horas, ella también se había interrumpido así. Ella detenía sus palabras para que no salieran de sus labios y retrasaba lo que iba a seguir. Por eso, él sólo se quedó imaginando lo que podría ser. ¿Qué diría ella ahora?

Los labios que habían estado cerrados con fuerza se abrieron en ese momento. Cuidadosamente, como si de un capullo brotara secretamente una flor roja.

—O simplemente morirás.

La flor que floreció era venenosa.

El viento frío sopló entre ellos. ¿Era porque el tiempo había sido impredecible durante un tiempo, o era porque el callejón era frío sin importar lo profundo que fuera el verano?

—¿Me vas a matar?

Ante la pregunta directa, Rosetta asintió.

—No puedo dejar que la persona que se enteró de mis planes siga viva, soy una persona detallista. Y soy muy cuidadosa. —Mientras recitaba esto, su mirada no se desviaba de los ojos de Cassion. Con la tensión en el aire, Rosetta siguió hablando mientras sus pestañas se agitaban. —Pero no te mataré con mis propias manos.

–¿Entonces?

—Si simplemente te devuelvo al estado en el que estabas antes y te llevo de vuelta al acantilado, la persona que causó ese accidente vendrá y se encargará de ti en mi lugar.

Desgraciadamente, eso era realmente plausible, teniendo en cuenta su familia. Si Leo o la Duquesa se enteraban de que seguía vivo después de revisar la escena del accidente, definitivamente harían que lo mataran.

Este accidente de carruaje era una buena oportunidad para ellos, mejor que cuando lo empujaron por las escaleras. Estaba claro que el único resultado de este tipo de accidente sería la "muerte", a menos que hubiera alguien que por suerte presenciara el accidente y le echara una mano, o si volvía a casa por su cuenta.

Después de llegar a esa conclusión, de repente, Cassion se dio cuenta de algo.

—...Pero, ¿cómo sabías que no era sólo un accidente?

La mujer afirmaba no tener nada que ver con la Duquesa ni con Leo, pero ¿no estaba hablando con demasiada ligereza, como si realmente supiera que había un "criminal" detrás del "accidente"?

”¿Cómo demonios lo sabe?”

Una de las cejas de Rosetta se levantó visiblemente. Frente a sus rasgos normalmente tranquilos, esta reacción era muy diferente.

—¿Acaso es importante ahora?

—Es muy importante.

—¿Mi respuesta te ayudará a tomar una decisión?

—Sí. Ayudará.

Rosetta le miró a los ojos, viendo su determinación, y luego apartó la mirada. Suspiró para sus adentros.

—Claro, sabía que esto iba a pasar. —murmuró Rosetta para sí misma con resignación.

Ya había adivinado que le harían esta pregunta al menos una vez.

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA  Where stories live. Discover now