capitulo 57

17 3 0
                                    

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA CAPÍTULO 57

Capítulo 57

—¿Qué sucede?

Ante la pregunta de Rosetta, Cassion finalmente levantó su pesado cuerpo.

Mientras le tendía el abanico en su mano, sacudió la cabeza.

—No es nada.

—Tu rostro se ve un poco rojo.

Ante la despreocupada respuesta, se oyó una aguda observación.

El nervioso Cassion tragó saliva y evitó mirarla a los ojos.

—Probablemente porque me he movido demasiado. —Respondió de forma muy torpe, pero la respuesta en sí sonaba plausible de todos modos.

Rosetta entrecerró los ojos un momento. Luego, asintió y murmuró.

—...Bueno, claro. Sí hace calor fuera.

Ya que la fecha se acercaba a mediados de julio, el clima había cambiado de principios de verano a pleno verano. Aunque ya había pasado el mediodía, el sol abrasador y el aire húmedo eran sofocantes.

Desde luego, no era un buen día para mover el cuerpo activamente.

Mientras ella asomaba la cabeza fuera de la sombra, pudo ver el cielo abrasador.

Tras el cielo, Rosetta miró a Cassion, enrojecido intensamente, y luego hacia Diana, que jadeaba mientras sostenía su espada en una mano.

—Diana.

Ella estaba en medio de recuperar el aliento, pero frente a la llamada, Diana levantó la cabeza.

—¡Sí, Milady! —La voz que respondió era animada.

Era muy diferente de cómo era durante su primer encuentro.

La primera impresión que Rosetta y Cassion tuvieron de Diana fue que era luchadora y rebelde, pero...

En cuanto juró su lealtad, Diana se convirtió rápidamente en un cachorrito. Un beagle, para ser exactos.

"Definitivamente es una imagen diferente a como es en la novela original..."

Una secuaz silenciosa y sombría.

¿No era ese el supuesto arquetipo de Diana?

"¿Es porque la acogí antes de que se convirtiera en asesina?"

O tal vez porque ahora tenía un "guardián".

En la novela original, Leo era el benefactor que curó la enfermedad de Ria, pero estaba muy lejos de ser el guardián de Diana.

Pero, ahora mismo, Diana había reconocido a Rosetta como su "guardiana".

Como una sombra contra el sol abrasador.

Una persona a la que confiar una pesada carga.

Por eso Diana debía sentirse mucho más tranquila y relajada en comparación con su caracterización original.

Especulando para sí misma sobre el animado cambio de Diana, Rosetta hizo señas a la persona en cuestión.

En cuanto vio el leve gesto de Rosetta, Diana arrojó la espada a un lado y saltó hacia ella.

La espada voló en arco y, de una estocada, aterrizó con la hoja en el suelo.

Como la lápida de un hombre sin nombre que murió en medio de la nada, en un paisaje salvaje.

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA  Where stories live. Discover now