Capitulo 50

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LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPÍTULO 50

• Capítulo 50

—Por mucha descortesía que haya mostrado hoy, también le traigo buenas noticias.

Con los ojos cerrados, puse una mano sobre mi sien palpitante. Blanca fue la primera en abrir los labios después de haber estado callada todo ese tiempo.

Era la misma voz juguetona que hacía tiempo que no escuchaba.

—¿Buenas noticias?

Inquieta por las palabras de Blanca, abrí mis pesados párpados. Más allá de la sombra de las pestañas brillantes, vi a Blanca sentada con su postura erguida.

Al estar bajo la luz de las llamas azules, la mujer desprendía una atmósfera aún más peculiar que nunca. Encajaba perfectamente con ella, como alguien de un gremio de información secreto.

—Le daré la respuesta que había pospuesto desde el otro día.

Al oír su voz elegante y susurrante, mi corazón empezó a latir con fuerza. Si es la respuesta que había pospuesto desde el otro día, entonces sólo podía significar que es "eso".

De manera bastante risible, fue en ese momento que todo mi cansancio se desvaneció. La incomodidad que había sentido —como si fuera una muñeca movida por los hilos de un espectáculo de marionetas bien organizado a lo largo de este absurdo día— desapareció por completo.

En lugar de dar explicaciones, Blanca movió la mano, lo que aumentó mi curiosidad y la tensión en el ambiente. Su mano rozó por debajo del velo. Luego, con el velo cayendo en cascada sobre el dorso de su mano, lo levantó lentamente.

Esta vez, mi corazón palpitó, en un sentido diferente.  Sentí como si estuviera a punto de ver un unicornio.

Aunque vi su rostro el otro día en el hotel, fue sólo cuando se hacía pasar por empleada. Probablemente cambió su color de cabello y ojos con una herramienta mágica. Así que esta iba a ser la primera vez que vería su rostro.

Y, en la novela original, no había ni una sola descripción de su rostro.

Debajo del trozo de tela, lo que primero quedó expuesto a mis ojos fue un par de labios rojos y carnosos. Cuando sonreía, mostraba un conjunto de dientes blancos, que parecían inusualmente más afilados que los de la gente corriente.

Luego, apareció una nariz pequeña de puente alto. Luego, unas mejillas ligeramente pecosas…

Por último, vi sus ojos.

La sombra de la mano sobre el velo se proyectaba sobre aquellos ojos. Y bajo esa sombra gris, brillaban unos ojos plateados que eran más clandestinos que las mismas sombras.

“Ojos plateados…”

Era un color de ojos inusual que no se encontraba fácilmente en ningún lugar del imperio. No. Más que un color que no se encontrara fácilmente, era un color que no se encontraría en absoluto… Porque tener ojos plateados sólo podía significar una cosa.

"Bruja".

Así llamaban a los magos condenados al ostracismo de otros países.

El plateado era el color de ojos único de las brujas.

“Ahora que lo pienso, la gente de otros países dicen que tienen dientes puntiagudos, también…”

Mientras parpadeaba aturdida ante la inesperada identidad que se escondía tras aquel velo, Blanca curvó los ojos. Como dos medias lunas plateadas en el cielo nocturno.

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA  Where stories live. Discover now