Capitulo 21

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LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPITULO 21

• Capítulo 21

Lo que dijo Cassion era una deducción bastante plausible, quizás era la mejor suposición que se le podía ocurrir. Aunque hay un problema: Todo era erróneo.

Sin embargo, cuando Cassion dijo su apellido con un tono tan solemne, Rosetta se sintió un poco avergonzada por él. Se sintió como si estuviera viendo a alguien gritar la respuesta equivocada con una expresión de confianza.

Después de pensar en qué decir, Rosetta abrió lentamente los labios: —Es bueno tener mucha imaginación, pero no, te equivocas.

—Mentiras.

Por favor.

A medida que su tono sombrío se profundizaba, las ganas de Rosetta de poner los ojos en blanco aumentaban. Sin embargo, en lugar de hacerlo, Rosetta respondió una vez más con infinita paciencia.

—No me importa que me malinterpretes. Como ya he dicho todo lo que tenía que decir, sólo recuerda que te necesito. Mi objetivo es convertirte en el duque de Carter, depende de ti si aceptas mi ayuda o no, pero…

Cuando su larga declaración se cortó de golpe, la presión que desprendía era considerable. Hasta el punto de que el rostro de la mujer, que había estado relajada todo este tiempo, parecía terriblemente frío.

—¿Pero?

Cassion estaba ansioso mientras miraba sus labios rojos, sellados. Cuando Rosetta cerró los labios, Cassion parpadeó con aire ausente. Sin embargo, él podía sentir la tensión en su espalda mientras seguía siendo cauteloso.

“¿Debería parar aquí por hoy?” Mientras miraba fijamente a Cassion, ella pensó que sería mejor que no hablara más. Si ella hablaba más sin pensar mucho, esto sólo elevaría más sus defensas.

Ella no tenía que hacer todo en un día. No es que tuviera mucho tiempo, pero tampoco significaba que no tuviera tiempo en lo absoluto para esto. Mientras llegaba a esa conclusión, Rosetta mantuvo los labios cerrados.

Y una curva apareció en sus labios.

—Oirás la respuesta mañana, así que descansa esta noche. Ahora que lo pienso, eres un paciente, pero te presioné demasiado.

—¿Qué estás...?

—Volveré cuando amanezca mañana. Hasta entonces, descansa bien y piensa en lo que te he propuesto. Ah, y si necesitas algo, no dudes en llamar a un asistente.

—Espera...

—Pero ten cuidado de no mostrar el color de tus ojos cuando llames a algún empleado, ¿entendido?

A pesar del desconcierto de Cassion, Rosetta siguió bombardeando palabras. Ante su última pregunta, él ni siquiera se dio cuenta de que había asentido.

Satisfecha con la aparente obediencia de Cassion, Rosetta miró por última vez alrededor de la habitación y luego le hizo un cálido gesto con la mano. Era un gesto elegante, como el de un árbol de flores que se mece con el viento.

—Entonces, nos vemos mañana.

—...

Fue muy natural la forma en que lo dijo. Cassion ni siquiera pudo protestar, hasta que Rosetta le dio la espalda y se dirigió a la puerta. Sólo cuando vio que los delgados dedos de ella sostenían el pomo de la puerta, salió del trance y sintió que tenía que aferrarse a ella.

—No, espere un segundo, princesa Val- Ugh. —La llamó apresuradamente, pero sus palabras fueron ahogadas por un gemido.

Su cuerpo seguía en mal estado, y de repente se sintió agobiado por sus heridas mientras gemía dolorosamente.

LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA  Where stories live. Discover now