Capitulo 65

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LA AGOTADORA REALIDAD DE LA TRANSMIGRACIÓN A NOVELAS - NOVELA - CAPÍTULO 65

• Capítulo 65


—¿Estás aquí porque vas a huir con este tipo? ¿Después de robar mi dinero, que es como mi sangre?

Owen dijo esto mientras se deshacía de la suciedad del dobladillo de su ropa. Como si no le importara en absoluto el tipo de reacciones de Cassion y Diana tuvieran.

—Lo diré otra vez. Yo no te he robado el dinero. Algo así es tu especialidad, ¿no?

—¿Qué?

—Estoy en lo cierto. Todo este tiempo, me has estado vendiendo medicina falsa mientras me engañabas haciéndome creer que era medicina real, ¿verdad?

Diana gruñó ásperamente a Owen y, en un instante, su expresión se congeló.

Sin embargo, se detuvo en eso. Sólo un instante.

Su expresión endurecida se relajó y sus labios pronto se abrieron con un: "¡Jajaja!". Se rió desenfrenadamente en su cara. Incluso sus matones, detrás de él, se rieron con él.

Al ver este desagradable espectáculo, Cassion los miró.

Owen soltó una carcajada con la boca abierta y mientras daba palmas.

—¡Ajá! Y yo que me preguntaba por qué nuestra querida señorita se había escapado... Pero ahora lo entiendo, entiendo por qué te escapaste.

El descaro del hombre hizo que Diana apretara las manos en puños.

—¿Así que lo admites? ¡¿Que le diste medicamentos falsos a una niña?!

Cuando Diana gritó de frustración, Owen respondió tapándose los oídos. Luego se destapó una oreja con un dedo meñique, sopló en ella, y luego continuó hablando con calma.

—-Ah, no grites. Es ruidoso. Y, de verdad, gracias a mí tu hermana se ha puesto un poco mejor, ¿no?

Ya que va a morir de todos modos, es mejor dejarla morir cómodamente.

Añadió aquel susurro insinuante que pretendía provocarla, como si fuera una pequeña chispa encendida sobre leña seca.

—Hijo de...

Con expresión fría, Diana se llevó la mano al bolsillo del pecho.

Era para encontrar el arma que siempre llevaba consigo.

Sin embargo, es un hecho que Owen y sus lacayos habían pasado mucho tiempo trabajando junto a Diana. Así que, por supuesto, sabían lo que ella estaba tratando de hacer en ese momento.

Owen se rió mientras retrocedía.

—Oh Dios, estoy tan asus–

El hombre había retrocedido, pero sólo para hacer un espectáculo, y le habló con sarcasmo... pero no pudo terminar lo que estaba diciendo.

Para ser más exactos, le cerraron la boca. Pero, en lugar de ser Diana quien lo hiciera, mientras ella seguía metiendo la mano en el bolsillo, Cassion, que estaba a su lado, le dio una bofetada en toda la mejilla.

¡Pla–! La cabeza de Owen se sacudió hacia un lado con un sonido contundente.

Goteo. Todo lo que podía sentir era un cierto latido, luego, bajó una gota de su nariz. Pronto —goteo, goteo— más gotas de sangre roja brillante cayeron al suelo.

Con una sensación de entumecimiento y parálisis en la cabeza, Owen se quedó aturdido, parpadeando mientras miraba a los lados. Tenía una expresión de horror en el rostro, pero Cassion, la persona que había golpeado al hombre, mantenía la calma.

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