Capítulo 24

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Sumerjo mi rostro en la curvatura de su cuello e inspiro esa dulce fragancia que podemos sentir el uno del otro, es tranquilizador y neutraliza cualquier malestar con solo sentir su presencia a mi lado. Realmente es relajante. Elevo la mirada hacia el cielo y de nuevo caigo en cuenta de que no es la Tierra en dónde estoy, no es mi planeta; el fuerte olor a vegetación, el sonido de pequeñas criaturas que no son peligrosas, pero coexisten en este ecosistema, los extraños colores y formas lejanas que se pierden entre la similitud de nubes, Kaie... todo es distinto. Hermoso a su manera.

No es momento para ponerme a reflexionar sobre las cosas, pero... ¿Cuánto ha pasado desde que llegué a este lugar?

Dos semanas y media a lo mucho, parece poco, pero al ser acá los días más largos lo cambia todo, es como si hubiera pasado casi un mes en la Tierra y me pregunto si ya habrá llegado la noticia de que se perdió conexión con la nave y ya supusieron lo peor como en realidad sucedió. Un largo y corto tiempo a la vez dependiendo de qué perspectiva lo mires, es de no creer para cualquiera.

Mi estancia en Orlox ha pasado por varias facetas, algunas aterradoras, otras tristes y luego está lo que no esperaba sentir hace mucho tiempo y ni siquiera podría haberlo considerado tras despertar en medio de la nada y siendo casi consumida por unas plantas rojas parecidas a las lycoris. Y ese inesperado sentimiento fue amor y felicidad.

Si alguien me dijera hace un tiempo atrás, cuando aún permanecíamos dentro de la nave a mitad del espacio, que encontraría ese sentir una vez me alojara en un mundo completamente inexplorado y para nada igual a la Tierra en la cual viví veintiún años de mi vida... Pues la verdad es que me reiría sin gracia de esa persona y le diría que deje las bromas pesadas para alguien más. Llegar a sentirme de esa forma era algo que buscaba, pero que a su vez creía imposible una vez más.

Y justo cuando ya estoy aceptando aquel regalo del destino, que desde hace mucho tiempo me había dejado de sonreír, vuelve a quitarme lo poco que acababa de conseguir. Ahora no me imagino estando en medio de una guerra, ¿quién lo haría siquiera? y más si eres del lado totalmente vulnerable y desventajoso a comparación de todas las feroces criaturas que existen en este lugar. No voy a negar que las palabras de Drix sobre las intenciones de los Naga's del Oeste me perturban desde que salimos, a no sé dónde exactamente porque lo dejé a manos de Kaie, para hablar los dos solos.

Puede que estés exagerando, Gwen...

Esa frase se repite en mi cabeza cada vez que quiero seguir pensando en lo que ni siquiera ha pasado y quiero creer en que no pasará nunca. Una guerra solo he visto en las películas, pocas veces porque nunca me gustó ver lo sangriento que era y siempre fui débil con la pena que me daba ver las escenas. Pero si así era una guerra humana, no me imagino una de las grandes y fuertes criaturas que son los Naga's, de solo imaginarlo me estremezco.

—Hemos llegado, mi pequeña presa.

La voz de Kaie me saca de ese bucle sin fin y decido concentrarme en el presente de este instante de una vez por todas. Miro el lugar y solo veo árboles y vegetación a nuestro alrededor, mi incógnita parece estar dibujada en mi rostro ya que cuando me encuentro con sus ojos, él está casi sonriendo y puedo sentir ese siseo cuando algo le hace gracia. Algo que me he dado cuenta recién, por cierto, creo que me voy a volver experta en el significado de siseos de los Naga's.

—Iremos arriba —indica y sigo el camino que recorren esos zafiros y solo veo el árbol que tenemos enfrente, uno bastante grande y alto.

—¿Vamos a trepar un árbol? —pregunto sorprendida y sin comprender nada—. Pero tú... o sea cómo, para qué subiremos.

A ver, sé que las serpientes pueden subir árboles, pero una cosa es una pequeña serpiente que pesa casi nada y otra muy distinta es una gran serpiente como Kaie y que además carga conmigo. Eso me recuerda a un video que me apareció una vez mientras miraba el celular, aún recuerdo la sorpresa que me llevé al ver que era una a-na-con-da subiendo un árbol, sí una anaconda.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora