Renacidos en Orlox

Capítulo 47

Rheia

Estaba jugando con mis hermanos, los seis, en ese entonces aún éramos crías pequeñas. Nos gustaba esa caverna que encontró Takhan en una de sus tantas exploraciones por los alrededores en los que a veces me arrastraba con él. Solo nos llevábamos unos cuantos ciclos lunares de diferencia, éramos los más pequeños de todos los hijos de la reina Irix y por ello nos entendíamos más que con los demás.

Takhan siempre fue bueno descubriendo cosas, tal vez se debía a su habilidad, sus escamas indicadoras de su habilidad primordial estaban esparcidas cerca a sus ojos de un verde total característico del clan Rho. Su cola era de un verde igual de brillante como sus ojos y su cabellera era un matizado entre negro y algunas franjas como el color de las hojas más oscuras, me gustaba su color y lo que representaba para él. 

Takhan podía mezclarse perfectamente con la naturaleza que nos rodea, era como un ser libre que seguía su instinto ayudado de su habilidad de ver siempre más allá de lo que todos podemos. A diferencia, yo era como Kaie, pero con los ojos del clan Lambda y con manchas de un amarillo pálido esparcido por varias partes de mi cola. La hilera de escamas en su rostro brillaban como pequeños puntitos verdes bajo los rayos del sol, él tenía una vista extraordinaria.

Lo mejor de nuestro sexto hermano era que podía ver con más detalle que nosotros en la oscuridad, y eso que nuestra vista es más evolucionada que la de muchas otras criaturas, también podía ver a gran detalle las cosas lejanas que a nuestro alcance solo serían borrones. Con su habilidad de observar y mi sigilo, lográbamos escabullirnos por cualquier lugar y jugar bromas a Shaon, nuestro tercer hermano era el más enojón en ciertos aspectos.

—¡Rheia! ¡Takhan! —nos llamaba desde el otro extremo del lugar, nuestro primer hermano y el mayor de todos, Zahjka.

—Esos dos siempre andan distraídos en su propio mundo, déjalos estar un poco más —le responde Drix, mientras está junto a Kaie tomando el sol directo que cae por el orificio superior del lugar de piedra.

—Zikhan puede esperar un poco más, no seas aburrido Zahjka —agrega Kaie y una sonrisa se dibuja en su rostro antes de dirigir su mirada hacia el manantial—. Ya parecerás Shaon con su temperamento cambiante por cualquier cosa mínima.

—No tengo mal temperamento, son los que me rodean y las cosas que hacen que me sacan de mis casillas —repone este, saliendo del agua que se camufla con el color azulado de sus escamas.

—Ya, lo que tú digas —se burla Kaie y Zahjka voltea los ojos con los brazos cruzados, un dorado penetrante se fija en mis otros tres hermanos con una sonrisa que trata de disimular la gracia que le ocasiona toda la conversación.

Es una escena tan cotidiana que es imposible que no pueda sacarme una pequeña risilla, los hermanos mayores siempre están en sus propias cosas, pero a veces se comportan como nosotros. Me giré para volver a concentrarme en Takhan y este estaba en lo más alto del lugar observando como siempre lo que nosotros no podíamos apreciar de la misma forma que él contemplaba con fascinación, tenía una gran sonrisa en el rostro y me preguntaba qué es exactamente lo que estaría viendo así que subí hacia donde estaba él.

—¿No te parece hermoso? —pregunta cuando se percata de mi presencia, pero sin perder vista del horizonte.

—¿El qué? —repongo, tratando de encontrar lo que sea que esté viendo ahora mismo, pero solo me topo con la copa de los árboles.

—Todo —su atención ahora vuelve a mí y se ríe por mi cara de confusión, señalando al horizonte—. Más allá hacia el Sur pareciera acabar lo verde y empezar lo azul, me intriga saber qué hay exactamente.

—Bueno, yo no puedo ver lo que tu ves —achino los ojos para alcanzar a ver ese azul al que se refiere, pero es algo que a las justas puedo ver esa diferencia del verde que nos rodea—. Ningún Naga ha ido hacia allá o puede que los más viejos y cazadores sí, podemos preguntarles después si saben que hay más al Sur.