Capítulo 50

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Gwen

En la oscuridad en la que me encontraba, sentía que todo mi cuerpo rugía de dolor. La parte de un costado de mi cabeza me hacía zumbar los oídos, es como si un camión de muchas toneladas hubiera pasado por encima mío. Si era por ese zumbido o cualquier otro, me parecía oír susurros que desaparecen como las olas chocando contra las rocas de la playa... Sería bonito ver el mar una vez más.

Sentía como si estuviera flotando, me encontraba en un vaivén, en un movimiento que solo reforzaba mi recuerdo de las olas. Algo me decía que despierte, que abra los ojos y que tenía que recordar algo que estaba olvidando en estos momentos, pero tenía tanto, tanto sueño. Siento que si salgo de esta oscuridad no volveré a estar en esta paz plena y otra vez me encontraré con la realidad en la que las pesadillas me persiguen.

¿Pero no había dejado atrás esos tormentos?

Como si fuera otra voz en este lugar de tinieblas, me hace recordar un hecho que recuerdo y confirmo tras los fragmentos que van apareciendo poco a poco en mi cabeza. El recuerdo de estar entre los brazos de Kaie y la conversación que tuvimos, la seguridad y aceptación que sentí en esos instantes...

Pero cómo pude perdonarme si por mi culpa murieron mis padres y lo último que hice fue decirles cosas hirientes.

Sentí un pinchazo en el corazón al solo pensarlo.

Kaie y la forma en que su especie vela a sus muertos te impulsó a hacerlo.

El recuerdo de Zahjka volviéndose uno solo con la nada y la mirada de todos los Naga's hacia el cielo en el cuál desaparecía poco a poco, pero a diferencia de lo que uno está acostumbrado a esperar ver en un entierro, no había rastro de lágrimas en ellos. Solo había respeto, honor y solemnidad a por su primer pilar y Naga que hubiera sido su sucesor, ni siquiera la reina Irix que es su madre se derrumbaba en llanto por la pérdida de su primogénito.

Toda esa situación viene a mí como esclareciendo mi duda, mis miedos.

«Recordamos las cosas buenas en vida y no afligimos más su despedida terrenal con lamentos, solo sentimientos que lo harían sentir orgulloso del gran Naga que fue hasta el momento de partir»

Aparecen las palabras de Kaie explicándome la pregunta en base a mi intriga en ese entonces. Luego aparece el momento en el que volví a sufrir por esas ilusiones debajo de ese atajo que atravesamos y fue la gota que rebalsó el vaso en mí, estaba por romperme hasta que sentí el cálido abrazo de Kaie que me reparaba pedazo por pedazo y era como si desde lo más profundo de mí quisiera aferrarme a la forma de ver las cosas de su especie.

Ya dejaste descansar a esas pesadillas para vivir con los buenos recuerdos en compensación de todo el tiempo que viviste bajo el manto de la culpa.

Es cierto, si mis padres no me hubieran perdonado, no me hubieran protegido en ese accidente sin importar que segundos atrás estábamos discutiendo.

Ellos no querrían verte más tiempo sufriendo por ese día.

Eso también es cierto. Aunque me ha llevado mucho tiempo entender y creer en mi propia verdad.

Kaie... nunca le agradecí lo que hizo ese día, solo lloré tanto que era como si sacara todo para empezar como un lienzo en blanco en este nuevo presente en mi vida y con una nueva perspectiva para el futuro. Un presente en un lugar desconocido, pero al lado de alguien que puede volverlo absolutamente todo lo que necesito.

El estruendoso grito de Kaie antes de que cayera en esta oscuridad interrumpe todo pensamiento que tenía como un golpe a un vidrio que se desmorona al instante en pequeños fragmentos desiguales y, como una flecha disparada con golpe certero, veo las escenas de todo lo sucedido en el Oeste con presura. La pelea, las garras, el paralizante.

Renacidos en OrloxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora