XVIII

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-¿¡Quieres con él!?

Izuku llegó junto a él de inmediato en cuanto puso un pie en el salón. Momo se había alejado de ellos cuando vio la evidente incomodidad del peliverde al no querer hablar sobre lo que pasaba, la miraba de reojo y le sonreía apenado.

Después de que la azabache se fue, el pecoso le confesó todo (afortunadamente sin detalles). Estaba sorprendido de lo que le contaba, ¿Acaso quería con la personas que abusó de él? Eso es enfermizo.

-¡Cállate! -le cubrió la boca con miedo y después revolvió su cabello, ahora parece que tiene un nido de aves ahí arriba -¡No, no, no quiero!

-¿Entonces? -bajó la voz y miró alrededor, los rubíes de la persona sobre la que estaban hablando, chocaron con él, estaba viéndolos ¿También escuchaba? -Nos está viendo -volvió su vista hacia su amigo -Yo creo que ya sabe.

-¡Shh! -estaba desesperado, se sentía tan culpable -No me estás ayudando en nada, te odio.

-¿Cómo? -abrió los ojos, él sólo quería apoyarlo, ¿Por qué lo odiaba?

-Voy a llorar -dejó caer su cabeza en la mesa y sollozó, no podía enfrentar al omega -No puedo verlo.

-Tendrás que -jugó con sus manos y carraspeó, aún tenía en mente el "te odio" y seguro no lo olvidaría nunca -El profesor está por llegar.

-Carajo, el trabajo -se levantó de golpe -¿Lo hiciste?

-Sí… Koda es muy raro, pero lo acabamos -recargó su cabeza en la palma de su mano y fingió desinterés.

En ese momento, la puerta se abrió, Aizawa había llegado. El peliverde corrió a su lugar para sacar las hojas del trabajo y se acercó al azabache mayor, otros compañeros hicieron lo mismo.

Cuando le recibió las hojas, volvió a su lugar, evitando en todo momento ver a la cara a su ex amigo. Se sentó muy incómodo y juntó sus manos sobre el escritorio, no se percató que el cenizo se había dado vuelta para hablar con él.

-¿Qué te pasa? -preguntó y se agachó un poco para mirarlo a los ojos.

-¿¡Eh!? -se sobresaltó, ocultó sus manos y su rostro, mirando al lado contrario y bajando la cabeza para eso -N-Nada.

-Ay, por favor -rodó los ojos y bufó -¿Qué te sucede?

-Nada -negó de nuevo y se notó su obvio nerviosismo.

Katsuki bufó y volvió a su posición inicial, no iba a insistir. Pero ¿Por qué actuaba así? No comprendía el por qué, ¿Fue ayer?¿Olía mal?¿Hizo algo malo?¿Dijo algo que no debió?¿Tuvo problemas con Inko por su culpa?

Sacudió la cabeza y se insultó por estar pensando en eso. Lo importante es que las cosas habían salido relativamente bien para ellos. Lo único que faltaba por hacer era la presentación para las próximas semanas, así que ya casi no tendrían la obligación de hablarse.

Izuku volvía a derramar lágrimas, no podía, le era imposible verlo. Su cabeza le golpeaba con las imágenes que él mismo produjo en su cabeza. Katsuki sudado, debajo de él, con las piernas abiertas mientras se tocaba a sí mismo, pidiéndole entrar en él. Carajo, era un enfermo.

De reojo miró la cabellera ceniza frente a él, sentía su cara caliente y seguro parecía una fresa. Tapó su boca para ahogar el sollozo que iba a salir de su garganta, no podía dejar de lado todo eso que imaginó el día anterior.

Katsuki con el pasar de las clases, sentía algo incómodo, estaba muy nervioso por ninguna razón aparente. Sentía ansiedad, los dedos de sus manos estaban dormidas y su cabeza dolía levemente. Era una molestia, supuso que se debía a su celo, pero no entendía por qué ya que nunca había tenido ningún síntoma parecido. De hecho, él juraba ser de los omegas que tienen celo demasiado leve y disfrutaban de esa paz.

Sociedad de mierda [DkBk]Where stories live. Discover now