XXXV

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Llegaron a la cabaña después de un largo camino.

Katsuki notaba molestia en el peliverde, trataba de actuar lo mejor posible para levantar su estado de ánimo. Hablaba un poco más suave, pero tratando de no exagerar mientras le quitaba el collar.

—¿Estás molesto? —preguntó en voz baja, el peliverde había bufado como si estuviera harto de la situación.

—No —negó, pero solo hizo que se viera más enojado.

—Oh —apretó los labios y bajó la mirada.

El aura del alfa se notaba muy diferente a la de siempre o incluso en la mañana. Por un momento sintió algo de temor. Nunca lo había notado de esa forma, tan frío o distante.

Izuku sí estaba enojado y molesto. El Katsuki que estaba frente a él no era el que quería. No le gustaba cuando era así de sumiso con él o que hablara como un omega de antes, que tenía miedo de su pareja. Tampoco le gustaba cuando bajaba la mirada, jugaba con sus manos y se guardaba las palabras. Al principio le pareció tierno o incluso lindo, pero al ser tan constante, lo irritó.

Y tampoco le gustaba que lo tratara diferente solo por sus cortes en la pierna. Porque él notaba cómo era más delicado a la hora de abrazarlo o sentarse en sus piernas. Cómo con su mirada le decía que no quería ser tosco con él por miedo a herirlo.

Él no era de cristal.

Soltó un gruñido, lleno de fastidio y chasqueó la lengua.

—¿Es porque vi tus cicatrices? —se atrevió a preguntar.

Izuku no respondió, en parte era así.

Shoto no era de ayuda con su situación. Empezaba a odiar ese bicolor.

Durante el receso le metió muchas más inseguridades respecto a su relación con el cenizo. Le dijo que seguro el oji rubí estaba actuando con amabilidad para sentirse bien consigo mismo, que trataba de compensar todo para no deberle nada en un futuro, y poder irse a vivir lejos sin ningún remordimiento.

No quería creer eso.

Pero su mente no dejaba de repetirle las cosas una y otra y otra vez, hasta ya no poder escuchar nada más que eso.

—¿Izuku?

—¿Cuáles son tus planes a futuro? —preguntó, su voz salió como un golpe directo.

—¿Mmm? —no esperaba eso, para nada.

Nunca había pensado en su futuro. Solo sabía que quería largarse de casa, con su padre. Ni siquiera sabía qué carrera universitaria quería estudiar o cómo pensaba ganar dinero.

La mirada penetrante del alfa estaba clavada sobre él, esperando una respuesta seria. Su cuerpo temblaba al sentirse tan presionado.

—No sé —susurró temeroso por la reacción del más alto —Amm… —revolvió su cabello.

Izuku solo se molestó más, su aroma inundó la cabaña. Era potente y ácido, secaba la garganta e irritaba los ojos, haciendo que pequeñas lágrimas se acumulen hasta deslizarse por las mejillas. Katsuki se limpió lo más rápido posible para que el alfa no lo note.

—¿Por qué lloras? —cuestionó aún más molesto —¿Qué mierda te pasa?

El cenizo inhaló para calmarse. Pensar en su futuro y ser sofocado por las fuertes feromonas del peliverde, lo estaba llevando a su límite. Se sentía demasiado incómodo y deprimido.

El pecoso dio un par de pasos, acercándose y él, por instinto, se echó hacia atrás. Su corazón iba acelerado y el calor de su cuerpo aumentaba de forma desagradable. Quería salir corriendo.

Sociedad de mierda [DkBk]Where stories live. Discover now