XLVI

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Katsuki había estacionado frente al viejo edificio de departamentos. Ahora la mayoría de inquilinos eran ancianos que pagaban la renta con la jubilación.

Izuku miró el exterior, sin ánimos a bajar del automóvil. Seguía con una sensación de preocupación en su pecho, le dolía. No quería alejarse demasiado, porque seguramente volvería a perder el rastro del cenizo.

—Mira, este es mi nuevo teléfono —habló, llamando su atención mientras le enseñaba el celular —Mitsuki se quedó con el anterior.

—Oh —asintió, sacando su teléfono con desesperación.

El suyo era de gama baja, no necesitaba más. Lo había cambiado hace ya tres años, pues el que tenía en su momento, ya no era de mucha utilidad. Aún lo guardaba para, de vez en cuando, leer las antiguas conversaciones que había tenido con ese omega.

Katsuki le sonrió un poco, tomando con cuidado el aparato para registrar su número. Después de guardarse, hizo una llamada para también tener a Izuku en su móvil.

—¿Conseguiste el empleo en la firma? —preguntó, tratando de alargar su despedida.

—No estoy seguro, si tengo que soportar a la recepcionista de pacotilla, mejor busco en otro lugar —se encogió de hombros y suspiró, acomodándose en su asiento.

—¿Y tienes que hacer algo ahora? —carraspeó, jugando con sus manos.

—Voy con papá —respondió con tranquilidad, notando cómo el alfa estaba alargando el momento —Ya soy completamente independiente de mis padres, pero tengo que ir a visitarlo para hablar sobre unas cosas.

Izuku lo miró con preocupación, ¿vería a su madre? ¿O… qué mierda? No sabía absolutamente nada de su vida. No sabía si tenía que preocuparse por su estado de salud o si puede estar tranquilo.

—Te prometo que te enviaré mensaje —habló después de permanecer en silencio durante un buen rato —No me voy, ya no.

El más alto se sintió miserable, no podía creer que el omega le tuviera que decir eso con solo verle la cara. Apretó los labios y asintió, fingiendo estar tranquilo.

Agarró su mochila y abrió la puerta del automóvil para poder bajarse.

—Entonces… Nos vemos —esto último sonó más como una pregunta, mientras miraba al cenizo. Este asintió con seguridad, con una minúscula sonrisa en sus labios —Vale.

Descendió y cerró la puerta con cuidado de no ejercer demasiada fuerza. Dio un paso hacia atrás, sin dejar de observarlo, tragando saliva con dificultad y comenzando a temblar. Bajó la mirada, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el departamento.

Subiendo un par de escalones, casi se desploma por su propio peso. El aire le faltaba y se sentía extraviado. Llegó al piso correspondiente, casi con el corazón en la mano, gateando.

Una vecina iba saliendo de su departamento, terminando espantada por ver al animal bufando y en cuatro. Eso no le iba a ayudar para nada si quería conservar su hogar en el edificio.

Se apresuró a levantarse, apoyándose en la barandilla y con sus piernas temblando. Sonrió con nerviosismo y se limpió las lágrimas que se derramaban de sus ojos.

—Asqueroso —lo insultó, apenas tuvo la oportunidad —¡Alfa de mierda, eres un animal!

La puerta terminó azotada.

Izuku siguió avanzando hacia su hogar, entrando y cayendo al suelo, derrotado ante la vida.

Cerró la puerta con su pie, pero no se movió de su lugar. Llevó sus manos hacia su cabeza, cubriéndose mientras sollozaba con dolor.

Sociedad de mierda [DkBk]Where stories live. Discover now