XLV

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Se encontraba trabajando en la remodelación de un bufete de abogados. Había pasado bastante tiempo desde que se graduó de la academia, 7 años para ser precisos. Y 10 desde la última vez que vio a Katsuki.

Seguía sin saber nada de él, aún le dolía el cómo habían terminado las cosas, pero también había aprendido a vivir sin su presencia. Las cosas para él habían cambiado bastante desde ese día.

Aunque nunca tuvo muchos amigos por lo menos podía decir que seguía conservando su buena amistad con Shoto. Y también ahora tenía compañeros en su trabajo, que, si bien eran algo extraños y de vez en cuando decían cosas incómodas sobre los omegas que pasaban frente a las construcciones donde trabajaban, eran buena compañía.

La cuestión amorosa con Shoto se resolvió de alguna forma.

Después de tiempo, Iida lo invitó a una cita formal como interés amoroso. Gracias a que este tenía suficiente dinero, lo llevó a un lugar lejos de personas desagradables que pudieran interrumpirlos.

Desafortunadamente, el bicolor lo sintió más como una salida de amigos. Se sintió triste por no corresponder los sentimientos del peli azul.

Entonces, Hanta se enteró de la cita, no tardó en hacer movimientos para terminar encontrándose con el heterocromático. Averiguó dónde trabajaba y fue “accidentalmente” a comprar comida en el horario laboral del alfa (este último no notó sus obvias intenciones).

Intercambiaron sus nuevos números de teléfono y acordaron salir algún día. Después de que Izuku lo intentó convencer durante un par de semanas, este finalmente cedió a las invitaciones del azabache.

También, de paso, arreglaron lo del beso robado.

“Si no te gustó, puedes devolverlo” fue lo que le dijo el omega, con una sonrisa grande mientras jugaba con sus manos.

Shoto no lo entendió a la primera, hasta que su acompañante, cansado de que sus indirectas durante toda la maldita cita no hayan sido captadas, lo agarró de la playera que tenía puesta, lo jaló y le volvió a besar. Claro, esta vez asegurándose de dejar en claro sus intenciones antes de estampar sus labios sobre los del alfa bicolor.

Este último término aturdido, más no disgustado como la primera vez.

“Ahora que lo devolviste, te lo puedo cambiar por uno mejor” dijo antes de volver a besarlo en medio del centro comercial, importando poco si todos los veían.

¿Y cómo es que Izuku sabía tanto detalle? Pues, su querido amigo se lo había confesado todo mientras estaba recostado en el sofá y el peliverde lo escuchaba, estando sentado frente a él. Tal cual como un terapeuta nada capacitado sobre temas amorosos.

El heterocromático también había dicho que esa salida se sintió bastante diferente a la que tuvo con Tenya. Con Sero se había sentido nervioso y algunas veces paralizado, como si lo que estuvieran haciendo fuera malo. Con el alfa de lentes fue tanta la familiaridad que sintió, que su cerebro terminó por descartar la idea de calificar esa “cita” como tal.

Así que sí, él y el azabache habían acordado salir un par de veces más. Porque a pesar de que el omega no tenía los lujos que su rival, se había encargado de que la cita en el lugar rodeado de gente desagradable, se volviera agradable. En lugar de querer irse a ocultar a un sitio sin gente, decidió besarlo enfrente de muchas personas. Eso fue la cosa que más le sorprendió al bicolor.

—Tengo miedo, ¿Y si me termina botando? —preguntó mientras comían en el departamento del pecoso.

—Por favor, Sho, Hanta lleva casi cuatro años tratando de cortejarte —rodó los ojos y suspiró —Si solo quisiera tu pene, ya se habría ido por otro.

Sociedad de mierda [DkBk]Where stories live. Discover now