XL

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Era incómodo, muy incómodo.

Evitaban mirarse porque sabían que de hacerlo, no resistirán mucho más. Era una sensación muy poco agradable, era como si, de repente, sus mundos fueran completos desconocidos y distantes.

Sabían que no se separaron por una discusión, por un descontento o malentendido.

Pero era incómodo, demasiado. Sus corazones se aceleraban y desviaban la mirada con solo ver de reojo cómo su ex pareja se acercaba. Todos notaban cómo huían del otro y se les hacía extraño, el hambre por el chisme aumentaba, carcomía la cabeza de todos sus compañeros.

En cuanto sonó la campana de receso, Katsuki prácticamente corrió hacia el comedor, escapando de la mirada esmeralda. Sentía como si esos ojos fueran a absorber su alma por completo. No estaría molesto o incómodo de no haberse separado, si siguieran juntos, dejaría que Izuku le haga lo que le plazca y lo mire cuento quiera. Pero ya no era así, y tampoco quería volver a sus brazos para rogarle volver, aunque sea por un día más, porque sabía que al peliverde no le agradaría esa actitud.

Izuku se quedó quieto al ver cómo el cenizo desaparecía por la puerta en tan solo un abrir y cerrar de ojos. Suspiró y se recargó de nuevo en su asiento, se cruzó de brazos y dejó caer su cabeza hacia atrás. Creyó que al dejarlo ir, su estrés disminuiría, pero no fue así, para nada.

Sentía la mirada heterocromática clavada en su nuca. No comprendía lo que estaba pasando, ¿Qué no era lo que quería? ¿Que se separen? ¿Y ahora se molesta?

Shoto se acercó a él cuando todos sus demás compañeros salieron del salón. Se sentó junto a él, en el asiento de Sero. Colocó sus brazos sobre el escritorio y se estiró, tratando de hacer tronar su espalda.

—¿Se pelearon otra vez? —preguntó, aun con su tono monótono.

Empezaba a irritarle ese tono de voz, era como si no le importase absolutamente nada —No.

—Te dije que sería así, él huiría cuando se canse —bufó, echándole a la cara sus suposiciones aparentemente acertadas.

—No es así —lo miró, tratando de mostrar su disconformidad, pero sin sobrepasar lo retador, para evitar una pelea más.

—Todos son iguales, se acercan fingiendo que son buenos y que no son como los demás —movió sus manos para actuar como un “omega amable” —Para después pisotearte y dejarte peor que antes.

—¿Hablas por experiencia? —levantó una ceja, confundido.

El bicolor nunca le contó nada sobre un amorío fallido. Pero lo que acababa de decir daba a entender eso.

—Cuando dejan a su pareja no les importa cuán mal se encuentre —ignoró su pregunta —También por eso muchos se suicidan. Creen haber encontrado el amor de sus vidas, pero resultan ser alimañas crueles.

Suspiró —No dudo que eso pase, pero no es nuestro caso —conectaron miradas, Izuku notó cómo los ojos de su amigo se irritan y se humedecen, su nariz se puso ligeramente roja —¿Qué tienes?

El más alto miró hacia enfrente, evitando mirarlo. Sorbió la nariz, pues al estar a punto de llorar, las lágrimas se drenaron hasta la nariz, sacando algo de moco. Odiaba la sensación de un nudo en la garganta.

—Nada —respondió después de un largo rato, en el cual trató de sacar su voz con naturalidad.

—¿Qué sucedió? —volvió a insistir, sabía que algo había.

Shoto se agachó hasta quedar recostado sobre el escritorio, se cubrió el rostro con sus brazos y guardó silencio. Le era imposible decir “nada” pero tampoco creía estar preparado para hablar sin llorar.

Sociedad de mierda [DkBk]Where stories live. Discover now