XLIV

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Cuando se graduó de la academia, ya había aprendido a vivir sin la presencia del cenizo. Aún lo extrañaba y dolía el no saber nada sobre su vida.

La fiesta de graduación fue elegante, todos iban con vestidos de noche y trajes especiales para la ocasión. Todos estaban felices, pero claramente, los omegas eran con diferencia, los más emocionados. ¿Los alfas? No, claro que no estaban felices del todo, en especial porque ese era el final de su camino académico y de crecimiento.

Era como si todos se quedarán fuera del barco, agitando sus manos con tristeza y despidiendo a todos esos omegas y betas, alejándose hacia mar abierto. Ellos estaban condenados a quedarse en una isla solitaria, pequeña y delimitada por el poder de otros.

—¿Qué harás tú? —preguntó a su compañero peli azul, Tenya, el cual se había alejado considerablemente de él desde el suceso con Katsuki.

Este lo miró a través de sus lentes, sorprendido por el repentino acercamiento del más bajo. Se sentía mal al darle la espalda, pero su aroma se había vuelto extraño y lo incomodaba. Además, nunca sonreía, sus ojeras eran notorias y eso lo hacía querer alejarse.

Sonrió y se llevó una mano al pecho.

—Mis padres me buscarán trabajo en el peor de los casos —habló con un deje de altanería —O podrían mandarme al extranjero, dicen que allá afuera, las políticas contra los alfas no son tan estrictas y podría ir a la universidad.

El nudo que se formó en la garganta del peliverde no pudo ser descrito. Se sentía completamente impotente y la envidia no la pudo ocultar.

Iida lo notó, notó esa mirada con un brillo escabroso. Parecía que el alfa más pequeño le estaba deseando lo peor. Se aclaró la garganta, estirando un poco su corbata y dirigiendo su vista hacia otro lugar.

—¿Y qué harás tú? —preguntó después de un rato, tal vez si ponía interés en él, alejaría toda esa mala vibra.

—¿Yo? —sonrió sarcásticamente, negando con la cabeza y soltando una carcajada burlona —No tengo la más mínima idea.

Era obvio que no tenía la misma oportunidad que alguien de clase alta como lo era Tenya, Momo o Shoto. Él era de clase baja, y por sus calificaciones, pudo terminar sus estudios en esa academia. Pero no podía avanzar más, su madre no tenía el dinero para sacarlo del país, y si trabajaba, ni en diez años podría juntar lo necesario para iniciar una vida allá afuera.

Necesitaba contactos, cosa que no tenía.

¿Tenya haría algo por él? Por supuesto que no. ¿Y Shoto? Shoto se había largado de su casa y ya no tenía el poder de antes, además, probablemente tampoco tenía un plan.

Ellos dos estaban perdidos en ese mundo de decisiones, pero afortunadamente aún se tenían.

Su lazo de amistad con el bicolor se había fortalecido considerablemente.

Aunque al final, el grupo se separó en dos, el bicolor tampoco pareció tener problemas en seguirlo a pesar de quedarse sin más amigos y teniendo que soportarlo.

El asunto amoroso entre él y Sero e incluso Iida, nunca se aclaró. El peli azul aún seguía detrás del heterocromático, y se notaba de lejos el enojo que le provocaba el ver cómo el chico que le gustaba, hablaba con su competencia directa.

Izuku se alejó después de un rato, caminando hacia las gradas del gimnasio y sentándose para relajarse. Cerró los ojos y dejó caer su cabeza hacia atrás, cansado de todo el ruido y toda esa socialización que había tenido el mismo día.

Su madre seguro ya estaba dormida después de acompañarlo a la primera ceremonia. Así que podía decidir cuándo regresar al departamento, solo tenía que ser silencioso para no molestarla.

Sociedad de mierda [DkBk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora