XVII

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Decidieron dejar el tema de lado, solo era incómodo.

Izuku lo invitó a sentarse en el escritorio para iniciar con el trabajo. Él aceptó y se levantó de la cama para acercarse a la computadora, de reojo vio cómo el pecoso se apresuraba a esconder algo plateado. Sus miradas se encontraron por segundos eternos. Los ojos verdosos estaban más oscuros y lo miraban a la defensiva. Algo le decía que estuvo a punto de ver algo que no debía, y agradeció no haberlo hecho, quién sabe qué habría pasado. Desvió la mirada y aguantó la respiración mientras se sentaba lentamente en la silla del escritorio, de pronto se sentía muy pequeño bajo la mirada del alfa, y el pánico aumentó cuando vio unas gotas de sangre en la esquina de la mesa.

El peliverde respiró tranquilo cuando notó que Katsuki no tenía intención de preguntar sobre la navaja. Se levantó para guardar el objeto en algún lugar, debía hacer algo con eso en algún momento, ya estaba algo oxidada y sucia por toda la sangre seca que tenía pegada.

El cenizo abrió la computadora e intentó encenderla, pero no funcionó, como lo había explicado su ex amigo. Se sobresaltó un poco cuando el mencionado llegó desde atrás y se estiró hacia el fondo del escritorio, buscando algo. Jaló de un cable hasta lograr enchufar la laptop a la corriente, entonces prendió. Tardó un rato en cargar la pantalla de bloqueo e Izuku giró el aparato hacia él para poner la contraseña, después de eso le dejó el dispositivo a su disposición.

Sonrió un poco, a pesar de ser una computadora relativamente nueva, tardaba años en abrir el navegador, a ese paso sería más rápido usar sus celulares. Miraba de vez en cuando, algo nervioso, la hora en su teléfono. Izuku asumió que era por su madre, pero no se imaginaba el verdadero por qué de esa actitud, hasta después de largos minutos.

-¿Puedes abrir la ventana? -preguntó de pronto, fue una petición que no venía a cuento.

-¿Eh? -se preocupó, ¿Olía mal? Se había asegurado de limpiar bien la noche anterior, incluso su madre se sorprendió.

-Es que… -carraspeó y tragó saliva, era una actitud bastante extraña viniendo del oji rubí -Huele mucho a ti… -empezó a explicar -Demasiado, y… estoy en celo.

Su mente quedó en blanco ante esas palabras, incluso dejó de mover sus pies que desde hace rato no paraban de hacerlo. Miró al omega que realmente se veía incómodo, no lograba procesar lo que dijo hasta que notó sus ojos algo acuosos y su nariz enrojecida. Se levantó de golpe y corrió hacia la ventana para abrirla de par en par, también se apresuró a salir de la habitación para traer un ventilador y así hacer que el aire fluyera mejor en la habitación.

¿Acaso el gran Katsuki Bakugo estuvo a punto de llorar frente a Deku, el inútil al que se había empeñado a molestar durante años? Sí, definitivamente así fue. Se había arrepentido enormemente al abrir la boca y anunciar abiertamente, a un alfa, que estaba en su época de apareamiento. Su ansiedad aumentó de golpe cuando el pecoso se quedó completamente quieto, sus ojos clavados sobre él con intensidad y su clara intención (según su cabeza) de no ceder a su petición. Le hizo pensar que en cualquier instante se lanzaría para abusar de él.

Cuando, de golpe, saltó de la cama, se estremeció y se encogió en su lugar a la vez que cerraba los ojos con fuerza. Grande fue su sorpresa al no caer al suelo con el alfa sobre él. Lentamente abrió los ojos y vió la ventana abierta y cómo el más alto iba de lado a lado en el pasillo buscando quién sabe qué cosa, hasta que entró con un ventilador casi de su tamaño. Eso lo distrajo lo suficiente como para sonreír un poco, era un ridículo.

-No era necesario esa cosa -señaló el objeto recién traído a la recámara.

-Pero hace calor -se excusó hecho un completo manojo de nervios.

Sociedad de mierda [DkBk]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang