Capítulo IX

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—¿Está seguro de lo que hace, mi señor?

La respuesta era fácil, pero extrañamente Jungkook no la podía responder.

Suspiró mirándose en el largo espejo de marco de bronce, a pocas horas de iniciar el solsticio de primavera. La tensión y los nervios optaron en abrumarlo en cuestión de segundos cuando unos minutos atrás Hoseok avisó con respecto al alistamiento del coche y del resguardo, sin embargo, toda noticia sobre cierto alfa le fue restringida.

Tarareando un poco, Jimin sostenía un cojín de terciopelo, el cual yacían unos guantes de seda fina en su encima, contemplándolo mientras alisaba con las manos el elegante traje blanco y camisa transparente a la vista.

No tenía opción, la única manera para demostrar su disposición a una unión era exhibir su cuerpo.

Atraer con su físico. Es retrógrada en demasía.

—Dudo que a los alfas les atraiga mi apariencia. Prefieren a los omegas delicados, con cuerpos delgados, torso angosto y coquetos. No pertenezco a ninguno de los estándares.

Y realmente era nostálgico, pues si Jimin y Seokjin no mal recuerdan Jeon Jungkook era reconocido por ser el omega con el estándar ideal entre las mafias.

O lo fue antes que fallecieran los antiguos jefes.

—Ha madurado, su belleza jamás se ha desvanecido —el hacker lo eligió, pasando las manos llenas de gel por el cabello castaño del jefe—. ¿Qué alfa no caería ante usted? Es dichoso, la Diosa Luna lo ha bendecido con atributos excepcionales.

—Más respeto con el jefe, Jin hyung.

—Hay que admitir que los años le han favorecido —dijo con sinceridad en cuanto Jimin habló, alejándose un poquito, observando al omega menor que retrocedió hacia la cama y Jungkook suspiró tras tomar asiento, buscando la seguridad en sí mismo para el evento dentro de una hora.

—Agradezco el halago, Seokjin.

Y Seokjin dibujó una sonrisa bonita en sus labios abultados, alejándose hacia la mesa de bronce a la par de unas mucamas, y la expresión en las facciones del jefe cayeron en una seriedad imperturbable cuando las manos ajenas tomaron un pequeño depósito de porcelana.

El mayor quedó en pie en su delante, quitó la tapa de pinceladas doradas y reveló el brillante azúcar en polvo.

—Esta vez no —negó reacio, pero el mayor anuló la orden e introdujo la brocha de pelillos finos al contenido.

—Es necesario; su familia lo usa desde hace años para cortejar. Es una tradición —le recordó, bajando suavemente la tela del elegante encaje de los hombros ajenos. Jungkook se dejó—. El alfa que usted acepte debe lamer esto como símbolo de cortejo; si su lobo se siente complacido, es el ideal.

Y polvoreó la piel virginal de su cuello, clavículas y hombros. Todo el encanto iluminado por el dulce azúcar brillante a la sola luz.

—Hay dos alfas ideales para usted —Jimin intervino tras acercarse a la cama, los ojos de Jungkook en él—. El jefe Choi Siwon tal vez sea algo mayor, pero es un buen alfa; y Kim Yugyeom.

Kim Yugyeom, primo hermano de Kim Namjoon. Lo conocía a la perfección cuando sus mafias eran cercanas de sobremanera, sobre todo cuando compartieron mayor parte de su infancia.

—¿Qué hay de Jongin-ssi?

—No es electo. Lo comprometieron con la señorita Jennie hace una semana.

Jungkook se conmovió, lo que hizo al guardia retroceder un poco, aún con el cojín de terciopelo en sus manos.

—No me lo notificaron —murmuró y el solo tono hizo a los mayores echarse un vistazo de reojo, ignorando el hecho de tener al jefe con una evidente expresión molesta.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Where stories live. Discover now