Capítulo XLII

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Era uno de sus tantos encantos, Jungkook pensó que podía tener a cualquier alfa a sus pies si se lo proponía.

Pero no a este.

¿Por qué hiciste eso?

Se tensó ante la sola voz. La omega apretó los dedos en su brazo, obligándolo a avanzar por el pasillo desolado en medio de quejas e intentos inútiles por zafarse, pero terminó siendo empujado hacia el interior de la habitación, el choque de la puerta haciéndolo retroceder rápidamente.

No me avisaron nada —el menor se justificó—, ¿por qué debo ser quien una a las mafias?

Porque eres el único hijo omega del jefe principal —la mujer le respondió, demandante, quitándole con brusquedad el saco del traje, sucio por completo—. En un momento regresarás y pedirás disculpas; acabas de avergonzarnos. Ni siquiera tengo palabras para describir lo que siento.

¿Por qué no sentía empatía? Ni siquiera incomodidad tras lo sucedido.

Fue un simple intercambio de acciones, ¿no hizo nada malo, o sí?

¡Él empezó, solo me defendí!

¡Le lanzaste el té caliente a la cara, Jungkookie! ¿Tienes idea de a quién estás tratando?

El omega puso los ojos en blanco, viendo a la mujer tomar asiento en esa silla mecedora. Ella inclinó el torso hacia adelante, quitándose las tiras de los tacones para reemplazarlos por calzados más cómodos.

¿Nos van a matar?

¡Jungkook!

Él desvió la mirada, sintiendo la mirada impropia en él, y estaba seguro de que su madre mantenía un ceño fruncido; tan arrugado que pensó que se quedaría fijo para siempre.

Mamá, no quiero esto para mi vida. No me hagas esto.

Un suspiro prolongado se expandió por la habitación y la mujer presionó los dedos en la curvatura de su nariz.

Sé que no lo quieres —le concedió apacible—, pero de esto depende la paz entre las mafias. Unificarlas fue el objetivo de hace años, y la Diosa Luna al fin nos bendijo con un hijo omega. Eres el elegido.

Cruzó los brazos sobre su pecho, acercándose al gran espejo en la pared y Jungkook parpadeó cuando vio el poco delineador corrido.

¿Es en serio? ¿Delineador?

Jennie podría hacerlo —murmuró y se estremeció cuando su madre se puso de pie.

Por Dios, no se puede contigo.

Vale, lo intentó.

—Mamá-

—Espero una disculpa antes de que los Woo se vayan.

Él arrugó las cejas, tomando uno de los tantos paños húmedos del tocador y se pasó con cuidado por debajo de los párpados inferiores.

No es mi obligación —dijo en voz baja, y la mujer le quedó mirando.

Claro que no, pero sí el ser cortés y mostrar una educación adecuada. Si no lo quieres, está bien, no lo aceptes como tu alfa, pero al menos llévate bien con él —ella siguió y Jungkook dudó; dudó tanto que no supo cuando su madre lo guió hacia la puerta—. Se nota que es un buen muchacho, dale una oportunidad.

Separó los labios para refutar, pero lo empujaron de la espalda hacia el exterior, la puerta tras él cerrándose de inmediato.

¿Ahora qué?

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Where stories live. Discover now