Capítulo XLI

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Esto no debería haber sucedido, no de esta manera.

¡Esto es una mentira!

El pasillo se sumió en un silencio sepulcral mientras los segundos se arrastraban, convirtiéndose en minutos, y estos en una eternidad.

De repente, unas puntas de tacones acapararon su campo visual. Al levantar la mirada, se encontró con la Luna Min, sosteniendo un vaso de tecnopor de donde emanaba un suave aroma a chocolate caliente.

—Toma —dijo la mujer, extendiendo la mano hacia él—. Vamos, Jungkookie, bebe un poco.

—El chocolate amargo provoca contracciones.

Oh.

Ella apretó los labios, observando en silencio al omega, quien colocó una mano sobre su vientre y la otra en su muslo, apretando la tela del pantalón tras el reciente cambio.

—¿Fuiste a verlo? —ella le preguntó después de un momento, y Jungkook sintió un nudo en su garganta, pero no respondió de inmediato, incluso después de unos segundos—. Jimin... tenía sus razones para no contártelo. Temía que tú lo rechazaras por su condición. Conoce lo que consiste ser un guardia... y no quería que dejaras de quererlo a causa de sus cachorros.

—¿Pero por qué no me lo dijo? ¿No confía en mí? —cuestionó con la voz hecha un lío, el corazón doliendo hasta el punto que jadeó para retomar el aire que amagó con esfumarse—. Y-yo confié en él para cuidar a mi cachorro, ¿por qué él no hizo lo mismo conmigo? ¿Qué estoy haciendo mal?

—Fui yo quien le propuso tener a los cachorros —la Luna Min le confesó sin más y Jungkook sintió el estómago volcarse, aspirando prolongadamente por la boca mientras una lágrimas se asomaban al borde de sus ojos—. Uno es del guardia y el otro es de mi hijo. Él no considera a mi nieto como propio, está tan centrado en la cachorra que ni siquiera quiere ver al otro; incluso cuando está en cuidados intensivos.

Sus ojos se abrieron en demasía, recayendo en la mujer a su par quien se estremeció ante los suaves destellos amatistas.

—¿La cachorra...? —el omega soltó con la voz airosa, con la Luna apretando los labios delgados mientras pensaba en lo siguiente a decir.

—Sí, uno es niño y la otra es niña, ella es la mayor —comentó con calma, permitiéndole al omega asimilar la situación—. Es idéntica al guardia.

—¿Quiénes más lo sabían?

La mujer inhaló lentamente por la nariz, y trató de colocar su mano sobre la suya, pero no le permitió.

—¿Qué esperas obtener con eso?

—¡Quiero saber quiénes más lo sabían! —el omega exigió, su voz resonando en el pasillo, mientras sus ojos reflejaban una mezcla de rabia y preocupación—. ¡Es el guardaespaldas de mi hijo, su vida me importa! ¿Cómo puede protegerlo estando encinta? Los puse en riesgo, a sus cachorros, a mi hijo. Y ahora los otros lo tienen —continuó, pero sus manos temblaban incluso si hizo esfuerzos en detenerse—. Jimin... estaba en trabajo de parto cuando irrumpieron en la casa. Si no estuviera embarazado, habría protegido a Jooha con todas sus fuerzas y sentidos.

—Los cachorros no tienen la culpa, Jungkook. Sabes que Jimin fue maltratado por mi hijo, y no podía perder este cachorro cuando el otro ya estaba en camino —explicó la Luna con calma y sus palabras evidenciaban tristeza. Sin embargo, el omega parecía absorto, con la mirada fija en las brillantes losetas del piso—. Jungkook, él merece tener una vida y formar una familia. No puedes retenerlo para siempre, debes comprenderlo.

—Firmó un contrato.

—Lo sé, pero ese contrato lo hizo con tu padre —la Luna le recordó y Jungkook sintió el corazón doler—. Y él ya falleció.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Where stories live. Discover now