Capítulo XXVIII

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—Tenga.

El omega bajó la mirada hacia la mano ajena, un triple de jamón y queso a la vista.

—No tengo hambre —dijo sin ganas y el otro retrajo la mano, desconcertándose ante su actitud.

—Debe comer, no vi llevarse nada a la boca a excepción de esos cuatro cigarros —Hoseok le dijo, y la sola mención le hizo empuñar la mano alrededor de la cajetilla dentro del bolsillo de su gabardina—. ¿Qué pasa? ¿Quiere comer otra cosa?

No brindó respuesta gestual ni verbal, pero terminó por recostar la sien en la ventanilla a su par del jet.

—¿Hay noticias de Jooha o de Taehyung? —preguntó y desde el asiento enfrente Hoseok dio un asentimiento de cabeza, logrando que los ojos de Jungkook recayeran en él.

—Seokjin reportó que el joven maestro tuvo una descompensación, está asustado, y al parecer Taehyung planea tomar cartas en el asunto. ¿Qué piensa hacer al respecto?

¿Qué pensaba al respecto? Quizás ya es momento de dejar las cosas a su rumbo, Jungkook al fin cayó en cuenta que por más restricciones emplee en Taehyung, él encontraría la forma de salirse con la suya.

—Esta vez no lo detengan —dijo simplemente, a lo que el alfa le miró inseguro.

—Puede cometer una imprudencia —le advirtió después de una pausa y Jungkook se vio a sí mismo en un debate mental.

¿Cuál es el límite de Taehyung? ¿Al menos tendrá uno? Tal vez era cruel, pero de alguna manera necesitaba medir sus capacidades, ojalá empleando lo aprendido en todo este tiempo.

—Tal vez —contestó con un ápice de inseguridad—. Pero por Jooha tendrá cuidado. Tomará todas las precauciones para su plan. Igual asumirá la responsabilidad si algo falla.

Okey...

Y Hoseok no sabía qué responder. Le quedó mirando unos segundos y regresó después a la tableta entre sus manos.

—Eso es cruel —este murmuró y Jungkook dibujó una sonrisa en sus labios, apoyando el brazos en los reposabrazos del asiento.

—Taehyung es consciente de lo que hace, y realmente tengo curiosidad de sus capacidades —le comentó—, a ver si es apto.

—¿Apto para qué? —el guardaespaldas le cuestionó desconcertado—. Usted ha dejado que Taehyung haga lo que se le dé la gana, por su culpa todo con respecto a la mafia Jeon se está yendo a la mierda.

Si Jungkook negara el haberse sentido mortificado, sería una falsedad.

¡Por Dios, estaban hablando del alfa que su corazón atesora! ¿Cómo no salir en defensa?

—Tarde o temprano, con o sin Taehyung todo atentado contra la mafia Jeon iba a suceder. ¿Por qué te sorprende a estas alturas?

—Porque con Taehyung los atentados incrementaron —respondió y Jungkook se quedó en blanco, sin encontrar argumento para refutar y eso, Hoseok dedujo ante la expresión en su cara—. Tenga cuidado, en serio.

—Ya sé —le concedió con fastidio, llevando los dedos a la curvatura de la nariz, suspirando en un jadeo—. Lidiar con el Comité, la muerte de Sehun-ssi, la amenaza del hijo de perra, ocultar a Taehyung, y ahora el secuestro de Jimin... —enumeró con pesadez, sin gesticular demasiado—. Estoy cansándome...

El alfa solo lo escuchó, no tenía nada qué decir a excepción del aspecto ajeno. Tal vez eran ideas suyas, pero las ojeras debajo de los ojos del omega eran muy notorias, su cuerpo era más delgado y sus pómulos cada vez se marcaban más.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Where stories live. Discover now