Capítulo XXI

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Un quejido pequeño puso en alerta a aquel niño de ojos redonditos e inocentes, su manita presionada en él en pleno pasillo.

Jungkook sintió el pecho estrujarse al ver a su hijo desfogar preocupación en su mirada.

—¿Te duele mucho, papi Koo?

¿Y qué podía responder?

Logró regalarle una sonrisa chiquita, su mano yendo a la cabeza de Jooha y revoloteó el cabello despeinado, la risita ajena siendo una maravilla.

—Duele un poco, no te preocupes.

—Mh —el niño murmuró, mirando de un lado a otro, buscando cierto objetivo que Jungkook no pudo analizar porque de pronto ya no tuvo el tacto en él, viendo a Jooha correr hacia el fondo del pasillo.

¿Qué?

Entonces, suspiró enternecido cuando lo vio aparecer con una silla; la cual extrajo de una de las terrazas al ser de cuero trenzado y pesaba menos que las de bronce, aunque no lo suficiente para cargarla, pues la deslizó por el piso de mármol pulido y capaz rayó las losetas.

Bueno, las puede cambiar en cualquier momento.

—Aquí —el menor le señaló la silla luego de ubicarla pegada a la pared del pasillo—. Siéntate aquí. Iré por Hobi y Bogumnie.

¿Y podía negarle?

Tomó lugar sin más, sollozando un poquito por el dolor agudo hasta el vientre, mas era tolerable, lo suficiente para poder moverse.

—Gracias, pero estoy bien —le dijo con tranquilidad, pero el otro arrugó las cejitas gruesas, el mismo gesto que optó de Taehyung.

—No, porque te duele. Estar bien es no tener dolor, y a ti te duele, no estás bien.

Suspiró en una aspiración profunda. Terminó por asentir sin más, viendo nuevamente a su único cachorro dar media vuelta y correr hacia el fondo de un pasillo, desapareciendo de su vista.

Tal vez fueron unos cinco minutos, o quizás más. Se dejó hacer en la silla hasta que sus músculos perdieron tensión, alzando la barbilla hacia el techo en un segundo suspiro prolongado.

¿A qué hora vendrá Taehyung? ¿Qué estará haciendo? ¿Lo estará haciendo bien? Pensó durante la espera, el silencio extendiéndose en ese pasillo iluminado al ser mediados de la tarde, o un poco más.

Cerró los ojos en cuanto el suave aroma del piso limpio se filtró a sus fosas nasales. Olía a flores silvestres, quizás con un toque de lavanda. Olía...muy parecido a su madre, al aroma de las flores y un toque frutal.

Era nostálgico y melancólico.

Y su corazón dolió un poquito al solo recuerdo de ella merodeando por la mansión, sus pies desnudos contra el suelo, los tacones dejados a un lado, su cabello castaño siempre sujeto con un lazo en una media coleta.

Era hermosa, y Jungkook deseó alguna vez en su vida ser como ella; anhelaba ser más que ella.

Lamentablemente el destino es impredecible.

Un par de minutos después, el niño y el alfa aparecieron a la lejanía. Bogum empujaba una silla de ruedas mientras Jooha yacía sentado en la misma, riéndose mientras era empujado hasta quedar frente él.

—El joven maestro mencionó que no se sintió bien. Le recomendé reposo, señor.

El mencionado arrugó la nariz, su mano siendo tomada por la de su hijo, el doctor ayudándolo con el brazo a la par.

—Estoy aburrido. Quiero ir a mi oficina —soltó con fastidio, pero Bogum negó con la cabeza, acomodándolo en la silla, con paciencia cuando emitió sollozos suaves y los cuales fueron apaciguados al instante.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora