Capítulo XL

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No pudo reaccionar; ni siquiera recibió una señal para hacerlo.

Una mano en su brazo lo sacó del estado de shock, incitándolo a buscar refugio cercano, mientras una segunda y tercera explosión resonaban más allá de su ubicación.

—¡Jefe Jeon!

La voz del guardia apenas llegó a sus oídos, con el rostro de Hoseok tan cerca del suyo mientras lo ayudaba a levantarse.

—¡Reacciona! ¡Jungkook! —gritó el otro, y el omega se dejó guiar, procurando escabullirse por los pasadizos cercanos, mientras la adrenalina del ambiente era una mezcla de pólvora, escombros y neblina que pronto envolvería todo nuevamente.

El guardia empujó la pared de uno de los pasillos y, antes de que Jungkook pudiera responder, el alfa lo empujó hacia el interior con una leve presión en la espalda.

—La Luna Min le dará el encuentro; refúgiese en Daegu hasta nuevo aviso. Nosotros nos encargaremos.

Cuando vio las manos ajenas presionadas en la pared, lo detuvo con una presión en la muñeca, y los ojos temerosos de Hoseok se clavaron en él, como si tratara de anticipar sus palabras.

—Manden un conjunto de guardias a Daegu, que Jeonghan vaya con ellos, ponlo al mando —ordenó, y el alfa asintió antes de empujar la pared para cerrarla.

Se dio la vuelta y siguió el camino, mientras la oscuridad lo envolvía con cada paso que daba.

Tuvo que apoyar una mano en la pared para orientarse, e incluso buscó a ciegas un interruptor, aunque no lograba encontrar ninguno en una zona sin sistema eléctrico.

Con su mano en el aire, descubrió un pasadizo a su derecha en medio de la oscuridad absoluta. Ni siquiera llevaba consigo su celular, el cual le fue prohibido el mismo día que Namjoon asumió el mando.

De repente, sintió una presión en su hombro que lo hizo girarse rápidamente, levantando los puños en guardia. Entonces, una voz femenina resonó en el pasillo, mientras apuntaba la linterna hacia su rostro.

—Soy yo, soy yo —la Luna Min dijo rápidamente, apartando la linterna y el omega sintió un alivio instantáneo en el pecho.

—Pensé que estaría más lejos; la sala principal queda a cinco pasadizos de aquí.

—Tuve que correr —le comentó, y Jungkook separó los labios cuando la mujer alzó sus zapatos de tacón en la otra mano—. Una granada estalló cerca de donde estaba, y Dami me empujó hacia aquí, hizo que cayera de rodillas —señaló sus heridas, con sangre aún visible—. Wooseok nos está esperando en el bosque; vámonos ya.

—¿Quiénes son? —preguntó Jungkook, y la omega apretó los labios, la pregunta tomándola por sorpresa—. ¿Quiénes son ellos?

—No lo sé, pero estoy segura de que no es obra del Comité ni de ningún jefe —confirmó ella, rodeando su brazo alrededor del de Jungkook, quien se dejó guiar mientras ella iluminaba el camino con la linterna—. Si lo fuera, lo habrían hecho hace tiempo. Últimamente hemos recibido ataques de las mafias del Norte; su objetivo es llegar hasta ti y Jooha. Aunque veo que no saben que él está "muerto" —después alzó la mirada— Jungkookie, no te preocupes, no lo encontrarán. Jimin es un gran guardaespaldas; lo protegerá con su vida. Puedes estar seguro de eso.

¿Podía estar seguro?

Quizás sea la situación, o tal vez la ansiedad que le impedía pensar con claridad. Jooha estaba a salvo, protegido, pero aún así no podía ignorar quién era Jimin.

Porque, a pesar de todo, seguía siendo un omega.

—Mandé un equipo de seguridad para ellos —Jungkook comentó—. Sé que Jimin es un excelente guardaespaldas para mi hijo, pero también es omega, y temo que usen la voz de mando en su contra. De alguna manera... nuestra naturaleza encontrará la forma de limitarnos. Ya no podemos hacer más.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora