Capítulo XXV

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Cada acción tenía sus consecuencias; buenas o malas, pero de algún modo las tenía.

Arrugó el rostro ante el cosquilleo en la punta de su nariz. Se dejó ante la comodidad a su alrededor con cierto aroma parecido a las flores, a frutas, a un dulzor que logró sus suspiros y templarse de algo más allá de sus sentidos.

Se encogió en busca del calor a pesar del verano, casi a nada de finalizar para dar la bienvenida al otoño.

Su mano subió por la piel suave hasta posarla en una zona cuya humedad le hizo mover los dedos, asegurándose que sea lo que pensaba y no una noción vaga a causa del sueño.

Pero no parecía ser parte porque ese alguien se removió hasta zafarse de su agarre y Taehyung abrió los ojos apenas el calor se volvió frío, el escalofrío recorriéndole la piel desnuda y el aliento se retuvo al bajar la mirada, saliéndose del omega enseguida con una erección finalizada.

Ay

Lo apartó un poquito, lo suficiente para poder salir de la cama, primero asegurándose de cubrirlo lo suficiente con las sábanas delgadas y se congeló un segundo al verlo removerse, acurrucado boca abajo en la comodidad de las almohadas esponjadas.

Mas, la tranquilidad desapareció de inmediato. Sus músculos se tensaron apenas los ojos ajenos se abrieron, el sol a través del vidrio de las puertas del balcón haciéndole arrugar el rostro y Taehyung trató de decir algo, pero Jungkook no parecía estar en todos sus sentidos; no después de un par de segundos en los que un gemido doloroso escapó de sus labios, contrayéndose en la cama con los brazos rodeados en su abdomen.

—Jungkook.

Pero no obtuvo respuesta.

El omega no le regresó la mirada por un rato y Taehyung se sintió la peor persona del mundo. Hizo una promesa, y la cual rompió porque su instinto tomó lugar, tampoco había cómo no ceder cuando tenía a Jungkook suplicando por él, que sea él quien lo atendiera.

¿Qué debió hacer? ¿Dejarlo a su suerte?

Intentó acercarse, pero el otro se removió y quitó las sábanas, el aliento reteniéndose apenas vio el líquido blanquecino deslizarse por el interior de los muslos hasta empapar las sábanas inferiores.

Desvió la mirada y casi se arrodilla por un perdón que Jungkook capaz no le otorgaría de inmediato, pero el cual sabría que estaba arrepentido porque no pudo resistirse, porque no pudo cumplir con su palabra y se dejó por ese instinto.

Pero el tacto en él le hizo regresar al rostro del otro. Jungkook le miraba con tanta tranquilidad que sintió cosquillas en el estómago y calidez en su pecho, pronto una sonrisita chiquita dibujándose en los labios de este omega con ojos de suaves atisbos violetas.

Y Taehyung mentiría si dijera que no era débil.

—Gracias por ser tú.

Muy, muy débil.

Y Jungkook se congeló por un segundo cuando el alfa lo abrazó con fuerza, hundiendo el rostro en su cuello y aspirando la piel dulce en busca de una calma que lo extrañó un poquito.

—No cumplí con mi promesa —este soltó, su voz oyéndose apenas—. M-me dejé llevar, solo cedí. Pedías por mí, te aferrabas a mí, y yo me aferré a ti cuando prometí no rebasar los límites.

—Taehyung-

—Si hay un castigo, hazlo, no lo dudes, lo merezco de algún modo porque solo debí calmarte. T-te usé.

—Amor, escucha.

Sus ojos se abrieron en demasía.

Oh cielos.

UN ESCLAVO PARA JEON | KTH&JJK [En Emisión]Where stories live. Discover now