Capítulo 35: Todo es un mal recuerdo

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Los ancianos iban y venían con médicos nuevos para ver que podían hacer, pero nada les había funcionado, finalmente había una cierta mejora en el segundo joven amo, en ese momento los ancianos detuvieron a los médicos y solo quedaron esperando que este mismo despertara a su tiempo.

Nadie perdía la esperanza que fuera pronto.

Wen Ruohan y Wei Ying estaban sentados juntos al lado de la cama donde estaba Wen Chao, justo en ese asiento donde pasaron días esperando el milagro que el segundo sol despertara después de ese accidente.

Wei Ying no había podido dormir bien, se despertó cuando aún el sol no salía, su esposo que había estado cultivando abrió sus ojos y le insistió que descansara más, era muy temprano. Wei Ying se negó rotundamente, ambos esperaron que amaneciera. Wen Ruohan había colmado de caricias el vientre de su señora, donde la criatura estaba creciendo.

Pronto el sol se elevo sobre las montañas tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados. El aire era fresco y puro, lleno del aroma de las flores y hierbas. El canto de los pájaros se mezclaba con el sonido del agua que fluía por los arroyos y las cascadas. Los discípulos se levantaban para ir a sus clases y cumplir con sus actividades diarias. Los lugareños comenzaban a prepararse para trabajar la tierra y cuidar de sus animales. Algunos iban al mercado a vender sus productos o a comprar lo que necesitaban, mientras que otros seguían durmiendo bajo la calidez de sus mantas.

Los comerciantes, artesanos, eruditos y demás aldeanos estaban despertándose para ver el hermoso amanecer. Las calles pronto comenzaron a llenarse, gente iba y venía. Las voces de los comerciantes comenzaron a escucharse ofreciendo sus productos, una variedad mercancías desde frutas, verduras, especias, té, sedas, vino, frutas confitadas, joyas y perlas. Los artesanos abrían sus talleres creando objetos de metal, madera, piedra o papel.

La secta Qishan Wen fue teñida por los rayos del sol, coloreando cada vez más sus edificios. Una secta de las mas extensas en base a territorio y personas, era una de las mas poderosas y prestigiosas del mundo de la cultivación. Sus edificios de madera y piedra estaban decorados con símbolos y talismanes, y rodeados de jardines y lagos. La secta QishanWen era un lugar lleno de vida y de misterio, donde podían ocurrir cosas maravillosas, como la que estaba a punto de ocurrir en el pabellón médico.

Después de una semana Wen Chao, el segundo heredero de QishanWen abrió sus ojos. Wei Ying que estaba cerca se dio cuenta y se levanto de un salto y arrodillándose para tomarle la mano y acariciarle el rostro.

—Mi pequeño, mi pequeño sol ¡Finalmente! Despertaste— hablo Wei Ying con lágrimas en los ojos.

Wen Chao le miro con confusión y debilidad. No reconocía el lugar ni recordaba lo que le había pasado. Intentó hablar, pero solo le salió un murmullo

— A-Niang... ¿Qu-qué pasó?— preguntó con voz ronca, al ver el hermoso rostro de la persona frente a él, con lágrimas se sintió impotente —¿Por qué estas llorando?

Wei Ying no podía parar sus lágrimas, con cariño besaba la mano de su hijo aun sin creer que ya estaba despierto.

—A-Niang, levántate de ahí, no... no puedes— su voz se entrecortaba y se le hacía difícil el hablar —Mi hermano... levántate A-Niang, tu estado...

Wei Ying le miro avergonzado por haberle preocupado, se levanto y se sentó en la cama y hablo con ternura —Mi niño, lamento preocuparte, todo esta bien. Todo está bien ahora. Incluso tu pequeño hermano dentro de mi esta muy bien

Wen Chao observó a su alrededor y viendo que no había nadie más que ellos dos —A-Niang... ¿Y A-Die? ¿Y Dage? ¿Están bien?— preguntó con ansiedad.

El sol de QishanWen☀️Where stories live. Discover now