Capítulo 46: Regreso a Yunmeng Jiang

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Wen Zhuliu era un acosador.

En los últimos días, Wen Zhuliu se encontraba en una constante lucha interna. Desde el fatídico día en que Wen Chao lo había rechazado de manera implacable, ya no le dedicaba ni una sola mirada. Aquellas miradas cariñosas y cálidos recibimientos que en el pasado habían forjado una conexión especial se desvanecieron, como si nunca hubieran existido. Wen Zhuliu lamentaba su situación a diario, reviviendo en su mente una y otra vez el doloroso rechazo que lo había sumido en la oscuridad.

Wen Zhuliu se lamentaba cada día.

La decisión de madame Wen de retirarlo del cuidado de los herederos lo había dejado sin opciones. A pesar de sus habilidades especiales, no se sentía capaz de enfrentar al poder abrumador de Wei Wuxian, cuya sombra se cernía sobre todo el clan Wen... definitivamente no podía enfrentarse a la señora de la secta. Wen Zhuliu, en un intento de convencerse a sí mismo, trató de asumir que estaba bien con la idea de observar desde la distancia, pero sabía que eso era una mentira que solo le causaba más dolor. Mas bien Wen Zhuliu se había resignado a solo observar a ese hermoso joven maestro, y jurando mantener su amor no correspondido como en secreto protegido dentro de su corazón.

Él mismo había sido responsable de llevar las cosas a este punto, y eso era algo que debía aceptar. Él mismo era el culpable por su propio infortunio y por el abismo que se había abierto entre él y Wen Chao.

Después de esa escalofriante pesadilla que lo seguía atormentado aun con ojos abiertos, Wen Zhuliu no podía evitar acudir de inmediato a ver a Wen Chao, sintiendo la necesidad imperiosa de asegurarse con sus propios ojos que estuviera a salvo. La simple visión de su joven señor lo había calmado, Wen Chao estaba vivo, y eso calmaba el caótico estado mental de Wen Zhuliu. Al observarlo, notó que las heridas de Wen Chao se habían curado notablemente rápido. Wen Zhuliu no pudo evitar pensar que la influencia de madame Wen tenía algo que ver con ello. Y en su corazón agradecía profundamente lo que sea que Madame Wen haya hecho para curar a Wen Chao.

Día tras día, Wen Zhuliu se las ingeniaba para encontrar momentos para observar a Wen Chao, sin importar el lugar en el que se encontrara: ya fuera en el campo de entrenamiento, en medio de una clase con sus maestros o en alguna reunión de la secta. La mera acción de mirarlo desde lejos le daba un alivio momentáneo a su afligido corazón, y le proporcionaba la fuerza necesaria para afrontar las adversidades que la vida le imponía.

Aun que tuviera un profundo terror por el hecho que Madame Wen se enterara, Wen Zhuliu iba afrontar las consecuencias.

En este momento, Wen Zhuliu estaba viendo a Wen Chao mientras comenzaba su rutina de entrenamiento de la mañana tiro con arco, suponía que Wen Chao había adelantado su clase para poder despedir al Líder de secta y a Madame Wen apropiadamente, el mismo Líder le había dicho que iba a partir hacia Yunmeng.

El recuerdo de haber tenido el privilegio de enseñarle esta habilidad a Wen Chao lo llenaba de gratitud. En el pasado, Wen Chao se quejaba con frecuencia de no poder dominar el arte del arco, y Wen Zhuliu había respondido con paciencia y amor, dedicándose a enseñarle. El progreso del joven había sido notable, y al verlo en pleno ejercicio, una sonrisa sincera apareció en el rostro gélido de Wen Zhuliu, un reflejo de su orgullo y afecto hacia su joven señor.

Ese día, Wen Zhuliu había decidido presentarse para despedirse. Sin embargo, en lugar de acercarse directamente a Wen Chao, se mantuvo a una distancia prudencial y lo observó en silencio por un momento. Wen Chao, ajeno a la mirada de su leal cuidador, continuó con su entrenamiento con determinación. Nunca supo que, durante todo ese tiempo, Wen Zhuliu lo había estado vigilando con afecto y preocupación desde las sombras, guardando sus emociones en el rincón más profundo de su corazón.

El sol de QishanWen☀️Where stories live. Discover now