Capítulo 50: Los herederos son unos desvergonzados

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Ante lo ocurrido, el gran Líder Jiang que a ojos de todos era una montaña firme, Jiang Cheng se derrumbó de rodillas al piso. mientras que sus manos comenzaron a temblar, aún así, el objeto que tenía entre sus manos estaba firmemente agarrado.

Jiang Cheng sostenía una pequeña caja con fuerza.

Lo que contenía esa caja...

Algo que el propio Jiang Cheng había arrebatado.

—Yo iba a devolverte tu campana...

Un sonido corto el ambiente. El sonido suave de la campana, un dulce tintineo cortó el aire tenso, resonando con una melodía que parecía arrastrar todos los errores y remordimientos de Jiang Cheng hacia la superficie. Jiang Cheng cerró los ojos, tratando de encontrar la paz y la claridad que la campana debería proporcionarle, pero en su lugar, solo encontró un remolino de confusión y dolor.

Ese sonido no era mas que: La campana de la claridad.

Dicha campana solo es exclusiva para la familia principal, como un símbolo de su sector de cultivo. La campana es de color plata y está grabada con un motivo de loto de nueve pétalos. La campana se usa para calmar la mente del usuario y ayudarle a concentrarse en su cultivo. También se dice que la campana tiene un sonido melodioso que armoniza con la naturaleza y los instrumentos musicales que usan los cultivadores.

—No tenia que pasar eso... eso no era lo que iba a decir— murmuraba Jiang Cheng mientras sostenía una caja en su mano — No era eso lo que tenia que pasar— soltó con un rastro de dolor en su voz.

La campana es un objeto preciado para los miembros de la familia Jiang y solo ellos pueden usarla.

La caja que sostenía Jiang Cheng temblaba ligeramente en su mano, reflejando el torbellino de emociones que agitaba su interior. El peso de sus acciones pesaba, ahora parecía una carga insoportable de sostener.

Con manos temblorosas, Jiang Cheng levantó la campana de la claridad, sintiendo su peso familiar pero ahora ominoso. Cada marca y cada detalle en la superficie plateada parecía gritarle sus fracasos y debilidades. ¿Cómo podía sostener este objeto sagrado que le pertenecía a Wei Ying cuando él mismo se lo había quitado?

Sin embargo, sí aún pudiera encontrarlo ¿Aceptaría la campana?

Jiang Cheng en su interior sabia la respuesta de ello. Después de todo el mismo se había encargado en esta ocasión de cortar todo lazo con su antiguo hermano.

Aun podía recordar ese fatídico día.

El aire se cargaba con la tensión palpable mientras Jiang Cheng, en medio de un torbellino de emociones encontradas, avanzaba hacia Wei Ying con pasos pesados y decididos. Sus ojos, normalmente llenos de determinación y lealtad, ahora ardían con un fuego oscuro y despiadado. Wei Ying, ajeno al peligro inminente, se enfrentó sin titubear a la ira de su hermano.

—Wei Wuxian, ¿Cómo pudiste traicionarnos así? —exclamó Jiang Cheng, su voz llena de una mezcla de desesperación y rabia contenida.

Wei Ying retrocedió instintivamente ante el despliegue de ira de su hermano, una oleada de temor recorriendo su cuerpo. Intentó abrir la boca para hablar, para explicar, pero las palabras parecían atascarse en su garganta.

—¡Déjame ver esa campana! —rugió Jiang Cheng, extendiendo la mano hacia Wei Ying con ferocidad

Sin esperar respuesta, Jiang Cheng arrebató la campana de las ropas de Wei Ying con un movimiento brusco y despiadado. Un sonido hueco resonó en el aire mientras la campana caía al suelo con un golpe sordo, su melodioso tintineo ahora silenciado por el dolor y la traición.

El sol de QishanWen☀️Where stories live. Discover now