Capítulo 51: Brillar como el sol y la luna

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El sol del atardecer bañaba suavemente los terrenos del Clan Qishan Wen, pintando el paisaje con tonos dorados y anaranjados mientras el día llegaba a su fin. En medio de este escenario de serenidad y tranquilidad, se encontraba Wei Ying, recostada sobre una piedra en el jardín del clan.

El embarazo había otorgado a su figura una gracia y una belleza sin igual, realzando sus rasgos delicados y su luminosa sonrisa. Su vientre, ligeramente abultado por el crecimiento de dos pequeños seres dentro de él, se mecía suavemente con el movimiento tranquilo de su respiración. Sus cabellos oscuros caían en cascada sobre sus hombros, enmarcando su rostro suave y radiante, mientras sus ojos brillaban con una luz cálida y maternal.

A su alrededor, el jardín estaba en pleno esplendor, con flores de todos los colores y aromas llenando el aire con su fragancia embriagadora. Las mariposas revoloteaban entre las flores, agregando un toque de gracia y ligereza al escenario. El suave murmullo del viento entre los árboles completaba la escena, creando una atmósfera de paz y armonía.

Wei Ying estaba acariciando con ternura su vientre hinchado mientras murmuraba palabras de amor y cariño a los pequeños que crecían dentro de él. A pesar de los desafíos y las dificultades que habían enfrentado en el pasado, en este momento Wei Ying podía decir que era realmente feliz. Y en ese tranquilo atardecer en el jardín del Clan Qishan Wen, Wei Ying irradiaba esa luz y esa esperanza con cada fibra de su ser.

Wen Ruohan quien había terminado sus tareas de la mañana, se encontraba buscando a su pequeña esposa, hasta que finalmente lo encontró. Wen Ruohan observaba a su Wei Ying desde la distancia, cautivado por su belleza y serenidad que irradiaba. Sus ojos, llenos de amor y admiración, seguían cada movimiento suave y delicado que él hacía mientras acariciaba suavemente su vientre lleno de sus hijos.

Para Wen Ruohan, ver a Wei Ying en este estado era como presenciar un milagro, una prueba palpable del amor y la vida. Su corazón se llenaba de orgullo y gratitud al verlo, sabiendo que pronto serían padres de dos preciosos hijos. Wen Ruohan rezaba con devoción a los dioses por tan hermoso milagro.

Se acercó a Wei Ying con pasos tranquilos y cuidadosos, sin querer perturbar la atmósfera de paz que le rodeaba. Su mirada se posó en el rostro radiante de Wei Ying, en sus ojos llenos de ternura y en su sonrisa resplandeciente, y sintió que el mundo entero se desvanecía ante su belleza.

El viento jugaba con los mechones de cabello oscuro de Wei Ying, haciendo que brillaran bajo la luz del atardecer, y Wen Ruohan no pudo evitar sentir un estremecimiento de admiración ante su presencia. En ese momento, él era la personificación misma de la belleza y la gracia, un ser celestial entre las flores del jardín.

Con paso suave, Wen Ruohan se acercó aún más a su amado, extendiendo una mano para acariciar suavemente su mejilla. En ese gesto simple, expresaba todo el amor y la devoción que sentía por él.

—Wei Ying, ¿Por qué me dejas solo tanto tiempo?— se quejó Wen Ruohan, cruzando los brazos con un puchero en los labios—. Deberías estar a mi lado todo el tiempo para que mi corazón esté feliz.

Wei Ying levantó la mirada, sorprendido por la repentina queja de su esposo. Una sonrisa traviesa se formó en sus labios al ver su expresión caprichosa.

—Oh, cariño, ¿Te sientes abandonado? —respondió Wei Ying con una risita juguetona —Solo vine a tomar un poco de aire. Además, ¡No puedo estar todo el tiempo a tu lado!

Wen Ruohan hizo un gesto dramático de desaprobación, sacudiendo la cabeza con exageración.

—Pero mi corazón solo se siente feliz cuando estás cerca— insistió Wen Ruohan, con una mirada de súplica en sus ojos —¡No puedes dejarme solo tanto tiempo!

El sol de QishanWen☀️Où les histoires vivent. Découvrez maintenant