Secretos

500 76 36
                                    

Durante el mes siguiente estuve encontrándome con Ashton casi a diario después de cada concierto, cada cita era diferente, a veces me llevaba a un centro comercial, otras a caminar a un parque precioso, en otras ocasiones armaba algo en hotel que nos tocaba en algún país y muchas otras veces nos encerrábamos en mi habitación durante las fiestas de Ethan. Se preocupaba mucho por mí, siempre estaba presente cuando estaba por salir a escenario apoyándome y echándome porras, al igual que al final de cada show donde esperaba para brindarme agua o cualquier cosa que necesite.

Cada que intentaba algo como decirme lo que sentía por mí, buscaba la forma de esquivarlo, no porque no esté interesada, porque realmente sí lo estaba, me gustaba mucho; pero tenía miedo de que todo salga mal, estaba traumada debido a experiencias pasadas. Mis sentimientos por él aumentaban cada que salíamos, me hacía muy feliz, pero aún así, no estaba lista.

Él parecía no molestarse, me tenía mucha paciencia lo cual hacía que me espante más, me sentía rara.
Otro inconveniente era que Ashton es alérgico a los gatos y Saturno, mi gata, insistía en acercarse pero ya saben, era difícil y él no quería acercarse a ella. Y lo sé, también debí ver esa red flag.

Una vez mientras estábamos en alguna de las fiestas de Ethan, Ash bebió tanto que no podía mantenerse de pie entonces yo cuidaba de él al ser siempre la más sobria del lugar. Se quedó observándome por un momento antes de confesarme:

Sabes? Nunca me había enamorado antes pero cada vez que tú y yo salimos y te conozco más, me voy dando cuenta de que siempre vas a ser tú la única persona que saque lo mejor de mí y la primera persona de la cual me enamoré. Quisiera estar a tu lado para demostrarte lo grandiosa que eres y si no me lo permites, intentar que veas por ti misma quién eres. Te necesito, y no descansaré hasta tenerte.

No respondí. La última frase hizo que generara un sentimiento extraño al mismo tiempo que desconfianza, pero como sabrán... No le di importancia.
Al día siguiente convenientemente no recordó nada, y yo nunca le confesé lo que me dijo. Me daba mucha vergüenza hacerlo. Por otra parte, Ethan siempre nos veía a lo lejos, y cuando Ashton se alejaba, él se acercaba con una sonrisa para molestarnos e insistir en que le diera una oportunidad.

Era nuestro último día en Francia, todos estuvimos de acuerdo en salir a cenar juntos incluyendo a la mamá Liz.
Como destino escogimos un restaurante al aire libre debido al hermoso clima que hacía esa noche y la preciosa vista de la torre Eiffel. Eso y para sacarnos un montón de fotos para tenerlas de recuerdo y para subirlas a Instagram.
Todos estaban concentrados en sus respectivas cenas, pero yo no comí esa noche, sin embargo, ordené un postre para acompañarlos.
Ethan me miraba fijamente y a veces fruncía el ceño cada que Ashton se acercaba a mi oído para susurrar algún cumplido o algo por el estilo.

— Entonces... — Comenzó Liz, lo cual provocó que me alejara ligeramente de Ashton. En cuanto noté que se dirigía a Ethan, dejé de prestar demasiada atención ya que era una conversación que no me incluía; pero su siguiente pregunta cambió por completo ese pensamiento. — ¿Por qué tus hoteles tienen Psique como nombre?

Me generó interés escucharlo, al final de cuentas, ni yo ni mi otra yo lo sabía, ya que no habían registros en el diario acerca del suceso. Ethan terminó de comer para contestar, todos lo observábamos atentos a su respuesta. Por mi parte, noté que era algo muy importante para él.

— ¿Conocen la historia de Eros y la princesa?

Todos negaron, yo conocía a grandes rasgos la historia pero no dije nada, capaz y la terminaba cagando. No quería arriesgarme a que la historia fuera diferente en esa realidad como con la mitología Nórdica. Ethan bebió un trago de su copa de vino y comenzó a narrar.

Tres vidas (Shifting)Where stories live. Discover now