Paraíso

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Pequeño anuncio: Perdón si dejé de actualizar tan seguido, estaba en finales de semestre.

A partir de ahora algunos capítulos serán más largos que otros porque me da flojera ver que tantos capítulos acumulados JAJDJSJA al menos hasta que llegue a la tercera parte ya que no es tan larga hasta donde vi. (Pequeño spoiler, se viene el crossover)

También tardaré en actualizar un poco más de lo normal durante un mes porque comenzaré las clases intensivas de invierno en la universidad. Bueno eso, besos en la cola y disfruten.

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Me asignaron una habitación junto a la de la reina, tan grande como mi departamento en Nueva York con fuentes de agua dispersos por todo el ambiente y muy bien decorado.

Súper humildes por acá.

Quise darme un baño largo, pues realmente me sentía un asco y necesitaba relajarme después de tanto que tuve que pasar hasta llegar allí. 
Al cabo de una hora, salí de las aguas termales que se encontraban cerca de la ventana dirigiéndome hacia el dormitorio donde una muda de ropa se encontraba sobre la cama, un vestido morado oscuro muy largo con mangas sueltas.

Con la tiara en ambas manos quise salir de la habitación en busca de explicaciones. Dos guerreras se encontraban en la puerta aguardando por mí.

— Permítanos guiarla al gran salón donde la reina aguarda por usted. — Dijo una de ellas y sin decir nada, obedecí.

La reina se encontraba observando por uno de los grandes ventanales la preciosa vista de aquel lugar. Cuando sintió mi presencia se acercó tocando mis hombros.

— Te sientes cómoda en el palacio, Estelle?

— Así es, agradezco mucho su hospitalidad, su alteza. — Respondí algo incómoda por el tacto. 

Acá todos flasheaban confianza con el contacto físico. Ya les dije que lo detesto?

— Es un placer para nosotras servirte. Acompáñame, ya casi es hora de la cena. 

La conversación comenzó conmigo relatando toda mi vida desde mi llegada, familia, amigos, mi doble vida, etc. Pentesilea comprendió el porqué necesité ayuda de Tony para llegar hasta las amazonas, pues necesitaba mantener ambas vidas separadas. No se molestó por involucrar a un hombre en la búsqueda, pues varias acá le tenían cierta rabia a cualquier ser masculino.

— Y así fue como diste con... Tierragon? — Preguntó esperando haber pronunciado correctamente el nombre.

— Terragor. — Corregí por lo bajo.

— Oh claro, lo había olvidado, discúlpame querida, es solo que creímos que el guardián no hablaba. Nunca lo ha hecho con nosotras.

— Cómo?

— Sí, él ya se encontraba ahí cuando llegamos. Al sentir el miedo en nuestros corazones decidió que era lo correcto ofrecernos este paraíso como refugio. Desde entonces nos ha protegido, pero nunca oímos una sola palabra de él. Solo sabíamos que protegía este lugar desde hace milenios.

— Comprendo. En realidad él se sacó de onda cuando le respondí.

— Se sacó de onda?

— Perdón es una forma de expresarse. Él no entendió de inmediato que podía escucharlo.

Pentesilea escuchaba atentamente todo lo que contaba, le hablé de Druig, del reino de Deméter y de cuán pacífico era aquel lugar. Por su parte, ella me contaba todo lo ocurrido desde que escaparon de la vista de los dioses. Artemisa, la diosa de la caza las ayudó a escapar de Grecia, posteriormente, Ares continuó con la ayuda ubicando un punto muy lejos; nadie más las pudo localizar pues uno de los vórtices viles emana una radiación natural que es un impedimento para que los dioses usen sus dones de localización.
Luego de guiarlas, Ares bendijo a Pentesilea con el don de la inmortalidad y Atenea con el don de la sabiduría. Vivieron asentadas en el exterior, a eso se debía el campo abierto rocoso cerca de la montaña. Así fue como Terragor las conoció y les cedió su pequeño paraíso secreto.

Tres vidas (Shifting)Where stories live. Discover now