Ataque

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Terminó aquel mes de julio y desde la conversación del hotel, Ashton dejó de beber tanto como para recordar sus palabras al día siguiente. Al igual que yo para no decir nada indebido sobre mi RA o mis poderes. La relación estaba bien nuevamente. No volvió a decir algo fuera de lugar desde entonces. El resto de la banda, se quedaron una semana en Nueva York antes de pasarnos a Australia a mediados de agosto y como buenos hambreados que son, se hospedaron en mi departamento robando mi comida y cotorreando cuando no salíamos de fiesta. Luke amaba a Saturno y ella a él. Por otra parte, Liz retornó a Australia para ver a su familia, de todas formas todos ya éramos mayores de edad y podíamos cuidarnos solos.

Ya eran inicios de noviembre, y por ende el final de la gira, afortunadamente, el viaje terminaba en Japón. Los chicos se hallaban muy emocionados, en especial Michael como buen otaku que se respeta. La gente no nos reconocía con facilidad en las calles, sólo cuando había fotos nuestras cerca pegadas por ahí y se acercaban a pedir más fotos impidiéndonos continuar con el camino. Lo único es que nos veían raro al ser extranjeros.

Luego del último concierto quisimos turistear unos días antes de volver a nuestras casas. Yo me compré muchas cosas bonitas para decorar o dulces que tenían envoltura bonita mientras que el resto compraba estupideces. Ya sé, mis compras también lo eran, pero lo eran más la de los demás porque eran hombres.

Luego de unas horas, nos encontrábamos en la camioneta cuando íbamos de camino a un destino turístico algo alejado, habían algunos coches en la carretera y vegetación, nada fuera de lo normal, pero de la nada unos cuantos coches encapsularon el auto en el que íbamos. Cada coche se encontraba en cada lado del nuestro y eso provocó ansiedad en el conductor.

— Chicos... ¿Qué ocurre? — Cuestionó Luke. — ¿Es una especie de broma? Oí que son muy comunes para los extranjeros.

Eros me dio una vista rápida desde el asiento del copiloto. Estaba asustado al igual que yo y sabía que no podíamos hacer nada al respecto. 

— TODOS. Rápido, colóquense el cinturón de seguridad. — Ordenó el conductor y todos obedecieron envueltos en pánico, a excepción mía. Me limité a verlo molesta.

Ahí lo supe, por su actuar estaba clarísimo que se trataba de otro agente de Shield, cómo no. 
Y el único asignado por lo visto durante este viaje.

El conductor se hallaba algo cagado, estaba él solo a cargo de unos niños. Tenía razones para hacerlo.

Empezaron a disparar los coches que nos encapsularon, las balas no hicieron nada contra nuestro coche, era blindado. Los chicos gritaron ante los impactos, todos ellos estaban aterrados. Eros intercambiaba miradas con el agente, parecía como si estuvieran teniendo una discusión telepática.

Tenía que hacer algo o atacarían con algo peor y en efecto, las siguientes balas empezaron a dañar el cristal.

— Ethan... — Sugerí alterada y con la voz temblorosa.

— ¡NO! Saldremos pronto, espera.

— Están dañando el cristal, ¡tengo que hacer algo! — Le grité más nerviosa.

— Ay dios mío, es imposible contigo. — Empezó a hurgar en la cajuela y acto seguido me lanzó un pequeño maletín directo en la cara. — Póntelo si vas a hacer algo que después será un caos si apareces en las revistas y no es un problema que me agrade solucionar.

Cuando lo abrí, mi tiara estaba ahí y al medio una nueva vara en azul violeta ya que la anterior se jodió en la batalla de Nueva York. Lo observé en busca de una explicación.

— Tu padre lo mandó luego de Francia. Por tu seguridad.

Los chicos dejaron de prestar atención a los impactos y dirigieron su atención en el contenido del maletín en completo silencio.

Tres vidas (Shifting)Where stories live. Discover now