La criatura

361 69 18
                                    

Estuvimos casi tres semanas en Australia de gira por diferentes ciudades, no volví a la casa de Ashton, él tampoco insistió aunque sugirió que lo acompañe a sus paseos familiares... lo hice en una ocasión y fue sumamente incómodo por lo que ya no quise volver. Lo que más me gustaba de Ash, era que nunca me obligaba a hacer algo que yo no quería y siempre era comprensivo. Pobre niña tonta.

Al día siguiente de la gira todos pasaron el día con sus familias antes de partir para Japón; por otra parte, se quedó en que Eros se adelantaría hacia Japón para dejar todo en orden junto con Sabrina a modo de guiarla con su nuevo trabajo. Al mismo tiempo el lugar estaría repleto de agentes y policías para no pasar por lo mismo de la última vez. No nos agradaba la idea de otro trauma a nuestra lista.

Me encontraba sola haciendo mis maletas en el hotel, no quería  salir por lo que al fin tendría un día entero dedicado a mí después de mucho tiempo. Por lo que hice toda rutina de cuidado como si aquello fuera a arreglar años de descuido en mi rostro pero al final de cuentas me sentía bonita, entonces no me importó ponerme cientos de productos costosos en la cara.

El pequeño maletín de emergencias que manejaba desde la última vez que estuve en Japón siempre estaba a la mano por si ocurría cualquier cosa. No existía peligro alguno en que alguien lo abriese ya que tenía lector de huellas y de iris sumando que contaba con localizador en caso de que a alguien se le ocurra robarlo.

Como estaba aburrida abrí el maletín para posar en el espejo, no me juzguen, moría de ganas de hacerlo al igual que el hecho de tomarme fotos para el recuerdo. La vara ahora era de otro color: azul violeta, mi favorito. Aunque si se me atravesaba otra guerra extraterrestre en mi camino, la vara tampoco resistiría demasiado.

— Con que eras tú la guerrera de Nueva York. — Una voz femenina provocó que me pusiera a la defensiva en busca del origen. Estaba muerta de miedo, pues alguien había descubierto mi identidad. Aquello hizo que me sintiera como una idiota por el descuido que tuve. — Eso explicaría el hecho de que sigas con vida.

Era la misma voz de quien me atravesó con una lanza el día que Ashton y yo nos volvimos pareja.

Hera.

Me di la vuelta con mi súper velocidad asustada en caso de que a la vieja esta se le ocurriese atravesarme con una lanza otra vez, pero no había nada. Ella simplemente no estaba, pero podía oírla como si estuviera frente mío.

— Veo que ahora eres más rápida querida. — Habló una vez más pero en esta ocasión sí pude verla, estaba de pie cerca la puerta.

Cuando Eros me habló de Hera, me imagina a una mujer joven pero me llevé una sorpresa al descubrir que era todo lo contrario, era mayor como una señora que se niega a que sus nietos le digan abuela JAKDJS.
Era alta, muy alta; rubia y los ojos los tenía verdes y muy hermosa.

Hola, estás soltera?

— No soy lo que esperabas? — Mencionó apoyando un cetro en el suelo.
No me atravesó con una lanza, era su cetro con el que me atacó.

Con razón dolió tanto, no tenía filo.

— No exactamente. — Por fin respondí.

— Verás, tengo suficientes años en este universo como para que el tiempo recaiga también sobre mí.

— Se nota. — Respondí en automático. Lamentablemente eso hizo que de un golpe con su cetro, saliera disparada por la ventana.

Qué chucha le respondo a una diosa que de cualquier forma puede matarme?

Sé que si soy muy respetuosa puede matarme al igual si no lo soy. Qué más da?

— Creí que eras alguien más. Estoy muy decepcionada como podrás ver. — Respondió restándole importancia a lo que dije apareciendo frente a mi.

Tres vidas (Shifting)Where stories live. Discover now