Jason Todd

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Desperté al día siguiente casi cegándome gracias a la luz excesiva que había en mi habitación, sin mencionar que me dolía toda el área del golpe pero al menos ahora ya me encontraba con las energías recargadas y ya no me sentía tan mareada como cuando llegué del hospital.

Me incorporé mientras estaba tratando de asimilar mi existencia cuando recordé a Jason de pie junto a mi una noche anterior y no estaba del todo segura de si todo eso había sido un sueño o si él estuvo realmente en mi habitación conmigo humillándome.

Quise creer que se trataba de un sueño porque era prácticamente imposible que haya estado ahí. Al menos no con toda la seguridad que había puesto Falcone en todo mi piso. También porque Jason siempre estaba de mal humor y, la persona que me visitó no encajaba con su perfil de intento chico malo.

Toda esa idea del sueño cambió de parecer cuando me froté la cara y sentí el brazalete raspándome en mi muñeca.

— Mierda

Repasé todo esforzándome por recordar cada detalle desde que lo vi y me sentí más avergonzada que contenta por su visita. 

Lo estaba manoseando mientras él se burlaba de mí.

La vergüenza que estaba sintiendo en ese momento no se compara con nada, ni con la vez que me impactó un proyectil y quedé desnuda; ni cuando descubrí mi velocidad antes de tropezar y revolcarme en la tierra frente a Steve

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La vergüenza que estaba sintiendo en ese momento no se compara con nada, ni con la vez que me impactó un proyectil y quedé desnuda; ni cuando descubrí mi velocidad antes de tropezar y revolcarme en la tierra frente a Steve... Ni mucho menos con el incidente del museo.

Volví a centrarme en el enorme moretón que tenía en la cara para olvidar mi humillación y con mucha concentración logré sanar solo el área de la herida porque era una molestia sentir palpitar mi mejilla cada que sonreía o hacía algún gesto; una vez logrado esto conservé los moretones. 

Lo más lógico habría sido sanar por completo, lo sé... pero considerando que Falcone se volvía cada vez más cercano a mi, no lo veía conveniente, pues el día que Jason se sacó tremenda película de la cola al decir que me usaría como un arma antes de saber que solo cantaría me dejó pensando. Mucha gente rara trabajaba para él y pude ver de cerca lo manipulador y vengativo que podía ser. Si algo no salía como él quería, torturaba a la familia de la persona que estaba a cargo de su plan fallido y lo obligaba a presenciar cada segundo hasta que era el último en perder la vida, traumatizado.

Tenía mucho que perder si se enteraba, las dos únicas personas que me importaban lo suficiente, no tenían el poder suficiente como para defenderse por sí solos y sinceramente si les ocurría algo no podría con ello. 

Durante dos semanas tuve que acompañar a Falcone a todas partes, a sus negocios en el muelle, en el club, en las áreas restringidas en el club y a sus respectivas venganzas. Si bien no me obligaba a ver cada una de esas escenas grotescas, no permitía que me fuera de su lado por lo que terminaba escuchando cada grito o súplica de las víctimas. 

Según él, lo hacía para volverme más fuerte y no tener miedo cuando alguien más quisiera lastimarme, ya que me consideraba como una hija más. Lo cual me daba mucho más miedo y a su vez me hacía sentir más culpable, Falcone nunca me dio motivos para odiarlo; tampoco me agredió o trató mal en algún momento. Solo me sentí amenazada la vez que descubrió las marcas en el suelo y aún así no hizo nada en mi contra.

Tres vidas (Shifting)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora