Ausencia

406 81 121
                                    

Salí a toda velocidad del paraíso, ni siquiera tenía un lugar específico para escapar, no quería regresar a mi departamento, nuestro departamento. Tampoco quería estar con Tony, ya no quería llorar, solo quería estar sola.

Estaba tan abrumada que ni siquiera podía pensar. Comenzaba a hiperventilarme por las emociones reprimidas y en pleno vuelo me desestabilicé y caí al suelo golpeándome con muchas rocas, me levanté desanimada limpiando el lodo y comencé a caminar muy lento hasta que encontré una pequeña playa en mi camino que estaba completamente solitaria y me quedé allí para descansar.
La vista era pacífica, la brisa fresca pero todo me regresaba al momento en el que lo había perdido, en el que mi mejor amigo se había ido.

Comenzó a nublarse en cuanto llegué, cuando me senté y junté las rodillas me di cuenta de que no traía mi traje, si no otra ropa. Los brazaletes seguían allí, mi ropa actual era parecida a la de las amazonas pero con más detalles y combinados con detalles morados por todas partes y mi capa tenía hombreras hechas de un material parecido a la piel de algún animal blanco, me envolví con la capa como si eso fuera a desvanecer mis penas.

Sin darme cuenta las lágrimas volvieron a salir, mi vista se nubló por todo el líquido acumulado, me sentía fatal, tanto esfuerzo para nada. Solo pensaba en que debí haber sido más rápida.
Estaba tan agotada que no tuve otra opción más que recostarme en la arena para ver el cielo, tras unos minutos reposando me quedé dormida sin darme cuenta.

Cuando desperté la arena había desaparecido, estaba sobre una superficie muy dura y fría. La luz era más fuerte y me pegaba de frente en todo el cuerpo, incluso sentía que me quemaba pero solo era impresión mía.
Al incorporarme pude sentir la presencia de muchas personas rodeándome mientras murmuraban; tenía un dolor de cabeza insoportable por lo que me llevé una mano inconscientemente sin éxito, pues me encontraba encadenada. Dos grilletes gruesos decorados con patrones de líneas en color dorado rodeaban ambas muñecas y tobillos. Traté de zafarme del agarre pero fue imposible, no tenía energía suficiente como para hacerlo. También tenía mi traje original de vuelta.

— Al fin despiertas. — Dijo una voz masculina. — Lamento haberte puesto las esposas, pero es por nuestra seguridad. Ya sabes, tu sola presencia pone ansioso a todo el mundo.

Mi vista se acostumbró al exceso de luz y cuando levanté la mirada en busca de quien me habló me encontré con un hombre alto, complexión media... se me hacía conocido pero había tanta luz que no veía bien del todo.

— Dónde estoy? — Pregunté adormilada.

— Lejos de la Tierra, no podemos revelarte la ubicación, es ultra secreta. — Contestó él sin cuidado.

— Por qué estoy aquí?

El tipo suspiró decepcionado antes de responder, yo no leía mentes, idiota. — Iré al grano, algunos presentes insisten en que eres una amenaza que merece ser contenida y el resto prefiere que mantengas tu vida en libertad.

Cuando lo observé mejor caí en cuenta de que era el dios del rayo. — Zeus?

— Bingo! — Volteó a ver a los demás muy emocionado. — Si vieron? Todos me conocen, soy famoso en todas partes.

— A lo que vinimos. — Dijo otra voz masculina que reposaba en uno de los pilares de aquel salón lejos del resto de quienes asumí serían los otros dioses.

Zeus volteó con las cejas levantadas. — De acuerdo! Solo quería romper el hielo, que amargado estás hoy, Ares, debiste quedarte en casa para fastidiar a alguien más. 

Mientras los demás se movían inquietos aproveché para verlos y tratar de identificarlos: Uno tenía zapatillas con alas... Hermes, también reconocí a Hércules también por la película de Thor love & thunder quien me miraba con odio, como si habría hecho algo realmente desagradable. Deméter se encontraba al otro extremo de la mesa donde me encontraba, fingiendo no conocerme; Afrodita estaba detrás de Ares jugando con sus manos muy preocupada, eso solo me hizo sentir peor.

Tres vidas (Shifting)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ