Sexto

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Un intenso dolor de cabeza y un entumecimiento en su brazo. Eso era exactamente lo que sentía el pobre Do en aquel momento.

                   
Tenía los ojos cerrados, pero eso no le impidió sentir que estaba sobre una incómoda cama. Se sentía cansado, pero cuando volvió a recuperar un poco su conciencia, se alteró como nunca antes.

                   
Abriendo los ojos bruscamente observó todo a su alrededor. Sentía su cuerpo pesado y su cerebro martillaba. Movió su vista hasta el brazo entumecido descubriendo que éste estaba vendado.

                   
Se encontraba en la habitación de algún motel al parecer, pues el precario cuidado del lugar le daba a entender eso.

                   
No había rastro de nadie más que el de él mismo ahí.

                   
No tardó en levantarse con la poca fuerza de voluntad que todavía poseía y se dirigió entre tropezones y medio desorientado a la puerta que daba al exterior del cuarto.

                   
Pero antes de poder llegar, un abrumador mareo lo embargó y cayó directo al suelo.

                   
Nuevamente oscuridad.

                   
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Sus ojos se abrieron poco a poco, en aquella, seguramente, antihigiénica cama.

                   
Frente a él, en un viejo escritorio se encontraba el causante de sus actuales problemas dándole la espalda utilizando una computadora portátil.

                   
Su primera reacción fue defensiva, no se fiaba en aquel tipo en lo absoluto, ni si quiera recuerda por qué reaccionó de forma positiva y con tanta facilidad a la orden que le dio el sujeto para entrar en el auto.

                   
No sabía qué hacer en ese momento, si intentar salir corriendo, o decir algo, preguntarle qué demonios estaba ocurriendo.

                   
-No intentes escapar, te ira peor.-Dijo el hombre impertérritamente aún de espaldas.

                   
-Por favor, déja...me ir.-Tenía demasiado miedo.

                   
-Te puedes ir si quieres, aunque probablemente ellos te mataran sin que te des cuenta.-

                   
-¿Qui..quienes son ellos?-Se encogió al escuchar la palabra muerte y él, unidas.

                   
Oyó un suspiro de parte del contrario, al mismo tiempo en el que éste le daba la cara. Mostrando su imponente figura.

                   
-Los perros de un mafioso.-Dijo sin más viéndolo a los ojos, provocando que Kyungsoo bajase la mirada esquivándola.

                   
-Pero ¿Po..por qué?-Cada vez se confundía más y el pánico incrementaba.

                   
-Creen que tienes alguna conexión conmigo desde el momento que te vieron huir junto a mí.-Explicó cortamente.

                   
-Pero yo no...no te conozco.-Soltó un par de lágrimas, tenía miedo y todavía no cabía en su cabeza el problema que tenía encima, poseía la minúscula esperanza de que se tratase de una simple broma bien elaborada o de que simplemente era un sueño.

Adicto a Ti [Kaisoo]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz