Qincuagésimo-sexto

183 77 0
                                    


Ni en un millón de años hubiera imaginado la situación.

                   
Aquel hombre había declarado que estaba enamorado de él. El hombre del cual él mismo estaba enamorado desde hace ya un tiempo atrás, el hombre que le había hecho descubrir que el amor dolía, su primer beso, su primera vez...su primer amor.

                   
-Da igual lo que sea que sienta. Ya está arruinado, es mejor si me voy.- El mercenario volvió a poner una expresión que no dejaba a la vista ninguna emoción, suficiente tuvo al mostrarse así de vulnerable ante el pelinegro. La primera y última persona a la cual le permitiría ver ese lado suyo en todo su esplendor.

                   
Kyungsoo salió de su ensoñación ante aquel comentario dicho por el mercenario, quien se había liberado de su agarre volviendo a darle la espalda.

                   
-¿Qué...qué no ves a tu alrededor?- Habló fuerte para evitar que el contrario se fuese, una vez dejó de contener el aliento ante la reciente declaración.

                   
-¿Qué?- JongIn no volteó.

                   
-¿Crees...que te odio?- Respondió con otra pregunta.

                   
-Sí.- El contrario seguía dándole la espalda.

                   
-Te equivocas.- Declaró queriendo enfrentar al mercenario a la cara.

                   
-Lo he jodido desde el inicio.- Kyungsoo observó los hombros del contrario tensarse mientras cerraba ambos puños.

                   
-Pero te has dado cuenta de que hiciste mal, lo aceptaste y te has disculpado, eso es lo único importante. Yo...yo no te odio, y nunca llegué a hacerlo...-Suspiró.- Mis sentimientos por ti...no han cambiado. Sólo ve a tu alrededor para comprobarlo.- Incluso volteó para encender rápidamente una lamparilla la cual iluminó un poco mejor la oscura habitación.

                   
El mercenario vio cada obsequio suyo. Acomodados como si fueran preciados por el pelinegro.

                   
El pequeño volvió a hablar.

                   
-Cada una de las cosas que me has dado las valoro como no tienes idea, y son una de las muestras que me dejan en claro que lo que me has dicho es totalmente cierto. El pasado mes te estuve evitando porque quería estar completamente seguro de que esto...esto era en serio, algo que me acabas de demostrar que lo es.-

                   
El mercenario se sentó al filo de la cama aún sin echarle un vistazo al menor.

                   
-Había llegado a la conclusión de que quería que volvieras a mí, es como si te necesitase. Pero justo ahora no creo que sea capaz de hacer las cosas bien, seguramente joda todo de nuevo. No sé lo que es querer, no sé demostrar afecto. No sé nada además de...asesinar.- El menor oía aquello con el pecho oprimido. JongIn no era más que un hombre al que se le negó la oportunidad de sentir algún tipo de sentimiento positivo en toda su vida. Cosa que quería cambiar.

                   
-Yo tampoco sé demasiadas cosas sobre querer o...amar.- Dijo la última palabra casi como un susurro. -Pero...estoy dispuesto a averiguar por...por ti. Sólo demuéstrame que deseas más que mi cuerpo y que realmente sientes todo lo que me declaraste.-

                   
-No quiero sólo tu cuerpo, te quiero a ti.- El mercenario se escuchó con voz segura mientras se levantaba para quedar frente a frente con Kyungsoo.

                   
-Entonces no te detengas, aquí estoy.- Kyungsoo se dejó ir, dejó que todas sus emociones fluyeran importándole muy poco si aquello estaba mal o bien. Quería al hombre frente a él y no desaprovecharía la oportunidad para mostrarte lo que era amar a alguien, incluso cuando él mismo era un completo inexperto.

                   
JongIn veía al menor como nunca antes, esa mirada de emoción, determinación y confianza de que nada saldría mal provocaba en él una indescriptible revolución en su interior.

                           
         
               
Y no pudo más.

-Yo...maldita sea, déjame besarte.- El mercenario se rindió por completo.

-Hazlo.-

Sin ningún tipo de vacilación, JongIntomó con una mano el rostro del pelinegro para unir sus labios en un anhelante beso. Un beso de disculpa y arrepentimiento por errores pasados.

Fue hasta que se quedaron sin aire que se separaron para mirarse directamente a los ojos.

-Pídeme lo que sea, quiero remediar toda la mierda que te he hecho.- Casi imploró el mayor, desesperado por corregir todo el daño que alguna vez le hizo a la persona delante suyo.

-Hazme el amor.- Salió al instante de los rozados labios del menor.

-Yo no sé...lo intentaré.- El mercenario durante toda su vida veía el sexo como acto simple, sin un trasfondo aparte del egoísta placer. Sin embargo, desde que tuvo su primer encuentro con el menor, el sexo se había vuelto el único método en el que podía tener contacto con el pelinegro. Si bien su misma terquedad le quería hacer creer que era mero deseo sexual por abstinencia, en lo más profundo de su subconsciente estaba la verdadera razón. JongIn no sabía cómo acercarse, y el sexo era el único medio que le permitía poder estar con Kyungsoo incluso cuando sus sentimientos aún estaban dispersos. Y al escuchar aquella corta oración pidiéndole algo que siempre estuvo ajeno a su diccionario, temió por volver a arruinar las cosas, ya que tenía en claro que el sexo y hacer el amor eran cosas totalmente diferentes.

-Confío en ti.- Y sólo bastaron esas tres palabras por parte del pelinegro para que sintiese las imperiosas ganas de querer hacerlo bien, de dejar de lado sus vacilación e indecisión para dejarse llevar por aquella mirada marrón que lo observaba atento y con un brillo que nunca le había visto.

El mercenario se propuso a que aquel brillo fuera exclusivamente para él.

Al estar ambos de pie, JongIn  quitó cualquier separación entre ambos. Tomando al menor por la cadera comenzando un beso apasionado sin volverse salvaje.

El menor se dejaba hacer al antojo del mercenario. Entregándose en bandeja de plata ante él.

-Haré que nunca olvides como te hice mío por completo.-La piel de Kyungsoo se erizó ante aquel susurró sintiendo las masculinas manos llegar a sus muslos.

Como si se tratase de la cosa más liviana JongIn levantó a Kyungsoo quien, como auto reflejo, enredó las piernas a ambos lados de las caderas contrarias para no caer, inmersos en una nueva batalla de labios.

Arrojando suavemente al pelinegro en la cama, el mayor se colocó entre las piernas de éste quedando arriba, dominando la situación.

-Nunca tendré suficiente de ti.- Habló más para sí mismo que para Gulf, quien sonrojado se sentía increíblemente deseado. El mercenario comenzó por deshacerse de la ropa de dormir del menor. Primero con la holgada camisa repartiendo besos desde el cuello hasta el níveo abdomen.

-..Uhm..-Suspiros salían de Kyungsoo. Suspiros que le confirmaban a JongIn que lo estaba disfrutando.

Después de unos minutos Kyungsoo quedó únicamente en ropa interior.

El mercenario besaba todo el cuerpo del pelinegro como si fuese la cosa más valiosa del mundo. Incluso Kyungsoo quería llorar por la forma tan delicada y placentera en la que el mercenario marcaba cada rincón de su piel. Con sus venosas manos acariciaba cada muslo mientras su boca se detenía en besar y succionar levemente los pezones del menor. La debilidad de JongIn.

-Tu cuerpo simplemente me vuelve loco.- Susurró aquello en el oído del menor aun acariciando los muslos de éste. Las erecciones de ambos chocando deliciosamente.

       

Adicto a Ti [Kaisoo]Where stories live. Discover now