3. Contrato de mi sepulcro

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Narra Lheyra:

Después de clases volví a casa sin ninguna interrupción y lamentablemente sin ningún entretenimiento como la pelea de la mañana, de la cual sigo pensando que el chico de camiseta azul ganó.

Me encuentro en mi habitación maldiciendo nuevamente la enorme mansión que me quita la increíble vista que podría tener del atardecer.

Abro nuevamente las cortinas con la esperanza de que mágicamente la gigante pared vecina se derrumbe y pueda tener un mejor paisaje. Pero me detengo cuando veo en la ventana frente a la mía un chico tal vez de mi edad que se encuentra distraído en lo que parece ser su habitación.

Desde la distancia distingo su cabello castaño con leves ondas, y me memorizo su imagen para ser consiente de quien es mi vecino. No sé, tal vez podamos ser buenos amigos ¿No? Porque dicen que los mejores amigos son los vecinos.

Nadie dice eso.

De repente sus manos se dirigen al borde de la camisa blanca, y empieza a jalar de ella, sacándosela. La V en su abdomen es notorio cuando aún sin terminar de sacarse la camisa voltea levemente hacia la ventana.

Joder con sus abdominales. Sus cuadritos son marcados sin exagerar dejando al aire mi imaginación que vuela, y no precisamente al cielo. Porque con estos pensamientos podría yo misma entregarme al infierno.

Termina de sacarse la prenda y los pectorales siguen sumando a las imágenes no muy apropiadas que crea mi mente....Ya el calor empieza a ser notorio a mi alrededor.

Pero de repente todo el calor sube a mis mejillas, cuando recorro con la mirada su escultural cuerpo hasta encontrarme con sus ojos que aún sin distinguir el color, puedo ver un toque de diversión en ellos.

Cierro rápidamente las cortinas como si esa acciòn borrara la vergonzosa escena de observación del vecino.

¿Ahora sigues queriendo ser solo amiga del vecino?

(....)

Mala idea.

Caminar en plena noche en un pueblo que no conoces, jamás es buena idea, Lheyra.

En un momento si parecía buena idea.

Pero ahora la tranquilidad del pueblo es inquietante. Observo las casas a mi alrededor todas con las luces apagadas, ventanas y cortinas cerradas. Es como si se escondieran de algo...

La brisa golpea en mi rostro removiendo mi mechones, y provocando que un leve escalofrío me atraviese.

Sería mejor volver. Volteo hacia atrás con la intención de regresar pero me detengo.

Mierda ¿Por dónde estaba mi casa?

Joder Lheyra ¿Acabas de perderte en un pueblo tan diminuto?

No. No me perdí.

¿No? Entonces asumo que sabes en qué dirección volver.

Si. Tres cuadras a la izquierda. Dobló a la derecha, y camino recto dos cuadras más, y .....

No. Definitivamente no tengo la menor idea de cómo volver.

Y para colmo no hay ninguna persona a quien preguntar por la dirección de mi casa.

Eso te pasa por salir con el móvil sin batería.

Gracias por tu ayuda Conciencia.

Suelto un suspiro, y meto las manos dentro de los bolsillos de mi chamarra. Empieza a hacer más frío.

Comienzo a caminar sin rumbo, y maldigo internamente que las casas sean todas tan parecidas.

Algunas grises, otras de un tono marrón claro, pero siempre con la misma estructura.

Al menos mi casa tiene unos colores más...¿Coloridos? Cómo el rojo vivo de las tejas, o las plantas del jardín. Aún así tiene una estructura idéntica a todas las casas de Lorchpey.

Escucho mis propios pasos, mientras camino en lo que parece ser círculos hasta que al levantar la mirada algo llama mi atención.

Las casas terminan, y el comienzo del bosque se presenta frente a mi.

Definitivamente por aquí no es.

Doy media vuelta y cuando estoy dispuesta a irme, un sonido llama mi atención. Más bien, unas voces.

Tres siluetas se mueven rápidamente dentro del bosque, camuflandose en la oscuridad del bosque.

Tal vez ellos puedan ayudarte a encontra la forma de volver a casa.

¡Oh sí! Y de agradecimiento puedo darle mi cadáver para que lo entierren en el bosque.

Observo más a las siluetas, son tres humanos vestido completamente de negros con capuchas cubriendo sus rostros.

Es hora de irme.

O de quedarte.

Claro, y se pasó también puedo firmar un contrato de mi sepulcro.

Eres demasiado sarcástica, Lheyra.

Y tú demasiado ilógica Conciencia.

Doy media vuelta, dispuesta a irme a un paso apurado, pero me congelo cuando un fuerte grito de dolor proviene del bosque. Gritos de agonía se escuchan en todo el lugar y me apresuro a correr lo màs lejos posible, sin mirar atrás.

Soy curiosa, no estúpida, no me quedare a presenciar un crimen para que luego me maten a mi para eliminar los testigos.

El frío cala mi cuerpo, pero con la adrenalina a tan alto nivel sigo corriendo, sintiendo el viento chocar con mi piel helada mientras la oscuridad de la noche me envuelve siendo dispersada por las farolas de la calle.

Continuo corriendo hasta que un momento distingo la plazoleta, y con la respiración irregular dejo de correr para no tener un paro cardiaco en este momento.

Me apoyo sobre mis rodillas intentando recuperar el oxigeno, sin dejar de estar alerta por cualquier peligro.

Miro hacia todos lados. No hay nadie.

¿Qué acaba de suceder?

Esos gritos. Esas tres siluetas escondidas en las sombras....Gritos de dolor.

Sacudo mi cabeza intentando no pensar en eso, primero debo volver a casa. Aquí no es un lugar seguro, aunque dudo que mi casa lo sea.

(....)

Gritos de dolor, siluetas en la oscuridad....¡Uy! Ya empieza lo bueno. Jejeje.

No olviden dejar su voto, si les va gustando el rumbo de la historia 😉.











Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora