23. Por las escaleras

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Narra Lheyra:

Han pasado más de dos horas y la luz no ha vuelto.

—Me voy a morir—La dramática voz de mi amigo, hace parecer la situación desesperante—No puedo sobrevivir más así.

No lo veo, pero no hace falta verlo, para saber que ya tener varios moretones con los tantos golpes que se ha dado contra la punta de la mesa.

—Deja de quejarte—Me burlo, mientras termino de lavar los platos.

Realmente ha Sido un milagro que mi celular aún tenga batería para funcionar de linterna mientras cocinaba.

—Definitivamente no nací para ser ciego—Resopla, causando mi risa.

Termino de lavar los platos, y me acerco a la ventana, observando las calles apenas visibles por la poca luz de la luna.

—Kus—Lo llamo luego de un extenso silencio—El cadáver....—Pauso, intentando formular una pregunta coherente, aunque nada parecer tener coherencia—¿Cómo es qué...?

—Seguramente lo hayan robado cuando fuimos al partido—Comenta despreocupado.

—¿Estaba vivo?

—¿Cuando lo encontré? No sé, pero no respiraba.

Suelto un suspiro ¿cómo es que no le toma tanta importancia?

—¿Por qué estás tan tranquilo?

—Mi madre es la mejor abogada del país, nadie me llevará a la cárcel—Contesta arrogante.

—¿Y si es una amenaza?

—¿Sacarnos un cadáver de encima? Lheyra, es un problema menos ¿O qué? ¿Acaso lo querías para tu colección?

Arrugó el ceño, evitando rodar los ojos.

—Parece que vives en una película—Me burlo.

—Seguramente sea el personaje principal.

—Seguramente, sino, no habría razón para que sigas vivo—Bromeo, dejando el momento tenso.

Mi vista sigue en la ventana, mirando distraídamente un árbol mecerse de un lado al otro, con el viento.

Hasta que una silueta aparece caminando por la calle. Parece ser un chico, alto pero no logro identificar quién es. Vestimenta gris, cubriendo su rostro con una capucha.

Fuerzo mi vista intentando observar quien es, pero su vista se gira, y me siento observaba, aunque sea incapaz de ver sus ojos.

—Kus....—Lo llamo, sin despegar la vista de la ventana.

—¿Qué? ¿Ahora vas a arrepentirte de lo que has dicho?—Su tono indignado no pasa desapercibido.

—Mira—Pido, moviendo la cabeza un instante para que tome la seriedad al asunto.

—¿Qué?—Su vista se dirige dónde antes estaba viendo, pero ya no hay nadie.

—Había un chico...—Murmuro.

—Es normal Lheyra, las personas salen de noche—Menciona con obviedad.

—Era extraño.

¿Y si era uno de los secuestradores?

Si lo era debes cerrar toda la casa, y esconderte donde puedas.

—Vamos—Digo, abriendo la puerta dispuesta a salir.

—¿Qué? No.

—Tal vez era uno de mis secuestradores.

—¿Y qué piensas? ¿Perseguir a tu secuestrador?—Levanta la ceja, como si le acabará de decir algún chiste.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Место, где живут истории. Откройте их для себя