69. Caos

494 44 11
                                    

Narra Lheyra:

—Joder, pesan como dinosaurios—Se queja Markus arrastrando el cuerpo de Lukaw.

—Ni me digas—Murmuro intentando levantar los pies del castaño, para subirlos juntos por las escaleras.

Cuando al fin logramos subirlos a los tres, ya se encuentran atados de manos y pies a las sillas.

La habitación apenas iluminada es similar a un cuarto de tortura, solo que, es más divertido.

—¿Ya conseguiste lo que querías?—Pregunta Kus, mientras se sacude las manos, como si se limpiará el polvo.

—No, pero no falta mucho...—Bajo las escaleras volviendo a la cocina mientras el platinado me sigue.

—¿Y qué tiene que ver ellos, con el acertijo?—Cuestiona mientras carga un balde de agua.

—No lo sé, pero siento que están conectados, por algo el libros de recetas, estaba en su casa—Murmuro, sacando el papel de mi bolsillo—"Hoy sueño; una razón buscarás en garras armadas será"

—La regla ya no está derecha—Continua Kus—Ya me lo aprendí de memoria, lo vives recitando hasta dormida.

—Necesito saber que significa...

—Lheyra—La voz de Markus me hace mirarlo, la sorpresa y el miedo se mezclan en su voz.

El platinado señala un viejo libro en una de las estanterías de la cocina, parece un diario repleto de polvo. Pero, lo que me llama la atención es el título.

“Recetas dulces, con la abuela"

Trago saliva recordando que es el mismo título del libro donde saque el papel. Pero, este parece ser un libro casero, no hay una portada de edición, dibujos elaborados, ni nada de eso.

Me acerco, abriendo el diario, observando las escrituras repletas de recetas. Pero, no son las recetas lo que en verdad hacen que mi corazón se detenga.

La letra. Es la misma letra que en el papel.... Es la letra de mi abuela.

—Markus...¿tú crees qué?

—¿Qué tú abuela era vidente, y qué dejó pistas para ti en el futuro? Si, completamente.

—No era eso—Susurro—¿Crees que ella escribió el acertijo?

—Oh, eso, no me cabe ninguna duda.

Reviso el diario encontrando múltiples recetas, algunas que dudo mucho, estén en el libro que tengo en casa.

Sonrío al ver el famoso té para el sueño, el mismo que tomaron los hermanos anoche.

La abuela solía hacerlos para las noches de insomnio, tanto que, al pasar del tiempo me volví inmune al efecto
somnifero.

Pero, para quienes no están acostumbrados, el olor puede hacerlos dormir por algunas horas.

—¿Podemos subir ya? Me muero por usar esto—Markus sonríe, ensañando su pistola de agua.

Asiento divertida, volviendo a la habitación donde no me sorprende ver qué tanto Nizaw como Matthyw, ya han despertado.

—Oh—Kus suelta un ruido de tristeza al ver que ya están despiertos.

—Puedes usarla igual—Sonrío, cerrando la puerta de la habitación.

Ambos hermanos me miran con ganas de matarme, y solo atino a darles mi mejor sonrisa.

Kus suelta un chillido de felicidad, mientras recarga el agua en la pistola de juguetes y apunta primero al pelinegro.

Nizaw a pesar de ser cruelmente atacado, con la mayor tortura que a Kus se le ocurrió, ni si quiera hace una mueca.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora