75. Un baño caliente sin agua

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Narra Lheyra:

—Vamos adentro—Ordena, y no me da chance a hablar, cuando me levanta, y camina conmigo hacia la casa.

No demoramos en llegar dentro de la casa, dónde el calor me abraza de manera exagerada.

Nizaw agachado frente a la estufa mantiene el fuego prendido, mientras tanto, Lukaw sentado en el sofá mira desinteresadamente una película.

El ruido de la puerta hace que ambos volteen a mirarnos.

-¿Y a ustedes que les pasó?-Pregunta el castaño.

-Nos caímos en el río-Responde con sencillez el rubio.

El pelinegro se levanta preocupado, y se para frente a nosostros analizandome con la mirada.

-Vaya que están mojados-Ríe el castaño aún desde el sofá.

Si. Y no precisamente solo por culpa del río.

El rubor tiñe mis mejillas, y escondo mi cabeza en el cuello del rubio, intentando ocultar mi vergüenza.

Vuelvo a mirarlos cuando noto un silencio que llama mi atención. El pelinegro me mira con una ceja alzada, pero no dice nada al respecto.

-No hay ropa para que se cambien-Comenta despreocupadamente, volviendo frente a la estufa-Saquense esa, y para mañana ya estará seca.

-¿Cómo? ¿Andaré desnuda hasta mañana?-Cuestiono.

-No sería mala idea-Señala el castaño con picardía.

-Hay mantas, tapense con eso-Nizaw se encoge de hombros, mientras pone más leña al fuego.

Siento como el rubio suelta un resoplido, caminando hacia el baño, dónde me deja de pie frente a la puerta.

-Bañate-Dice y realmente no parece una sugerencia, más cuando se queda esperando que entre a bañarme-Estás temblando.

-Tú también-Me cruzo de brazos, el hecho de que me haya dado una orden como si fuera una niña, hace que mi orgullo salga a la luz.

No me bañaré primero. Está decidido.

(...)

Narra Matthyw:

La pequeña ninfa frente a mi se cruza de brazos frunciendo el ceño, y hago mi mayor esfuerzo para que mis ojos sigan en su rostro.

Maldición.

La tela blanca deja traslucir sus pezones erectos a causa del frío, y parecen ser dos par de tentaciones que imploran por mi atención.

-Bañate, antes de que te enfermes-Ordeno, dándome la vuelta para irme.

-No-Dice con firmeza, siguiéndome-Bañate tú.

Alzo una ceja al escuchar la orden.

¿Acaso está niña acaba de darme una orden? Joder, a qué punto hemos llegado.

-Ve, ahora, Lheyra-Habla fuerte, aún sin darme la vuelta.

No quiero verle. Mi polla sigue dura, y su imagen toda mojada, sumada con su cara de protesta hace que quiera ponerla contra la pared y darle duro.

-No. Ve tú primero-Protesta como si fuera una niña pequeña.

Mierda ¿cómo puede ser tan necia?

Me giro, y sus labios morados sumado con el leve temblor de las manos, me hace saber que el frío ya está haciendo efecto.

-Anda. Ya. A. Bañarte.

-¡Qué no!-Grita, golpeando el suelo con su pie.

Me acerco a ella, viendo cómo retrocede levemente, hasta pegarse a la puerta del baño.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora