53. ¿Por qué aún sigue vivo?

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Narra Lheyra:

Llevo casi 20 minutos, intentando dialogar con mi secuestrador, porque bueno, el aburrimiento me gana, y mamá siempre dice "La comunicación es la solución".

Papá es más, ojo por ojo, paliza por empujón. "si te golpean, has que se arrepientas, golpea más fuerte".

Pero, dado que sigo atada y alejada de Lukaw que se encuentra conduciendo, solo me queda seguir el consejo de mi madre.

—Mira, entiendo que tal vez tengas muchos traumas—Continuo diciendo, pero me arrepiento al instante en que me ignora poniendo la radio más alto—¡Pero te quedarán más traumas cuando te de una paliza, si no sueltas!

Tampoco, el método de mi padre, tampoco parece funcionar.

Nos quedamos en silencio, y solo dejó caer mi cabeza contra el asiento, pensando en como escapar.

—¿Renia está bien?—Me ignora, aunque se que me escucha—Ella, ella no puede morir...no me lo perdonaría si lo hiciese.

Veo como levanta una ceja curiosos por mis palabras.

—Esta embarazada, aunque supongo que ya lo sabes, después de todo eres el padre.

¡Y pum! Así es como termino con mi cabeza estrellada en el asiento de enfrente, gracias a la frenada tan bruta.

Baja la radio, y se da vuelta mirándome, no se interpretar su mirada, pero no parece contento.

—Oh, ¿no te lo contó? Ya tiene siete semanas, aún no se le nota el vientre, tal vez este esperando a eso.

—¿Siete semanas?—Habla por primera vez en todo el camino.

Asiento, rezando porque los cálculos den bien, no tengo ni la menor idea cuánto hace que se acostaron.

Pero, según mis cálculos, no hace mucho del partido donde los ví juntos, dónde discutieron y bla bla, es probable que hayan tenido sexo antes ¿no?

—¿Estás de broma, no?—Pregunta.

Niego, con mi rostro neutral, esperando su reacción. Reacción que no llega, se queda pensativo, mirando a la carretera vacía.

De repente una llamada llega, el castaño duda en responder pero tras unos minutos la toma.

—Diga...—Pausa—No, estamos en camino.... Que no, nadie nos ha seguido—Dice mirando de reojo el espejo retrovisor—Bien, allá nos encontramos.

Vuelve a la conducir, siguiendo el camino, el bosque es lo único que puedo ver a los lados, árboles y más árboles.

La calle de tierra me deja saber lo poco transitado que es este camino.

(....)

Narrador omniciente:

El pueblo estaba tranquilo, lo había estado por un tiempo, más precisamente desde la llegada de la nueva familia, la familia Dwens.

Pero la paz se había ido, para los nuevos habitantes de Lorchpey la bienvenida había terminado, o quizás solo estaba comenzando.

Frente a la única vivienda distinga, esa que destaca, como un Rey entre los plebeyos, se desataba un encuentro a mano armada.

No era algo nuevo, pero era la respuesta del barrio tan privado donde se ubicaba la mansión Skillek. Nadie quería vivir cerca de esa familia.

Era aterrador. Se romoreaba que existían demonios en aquellas paredes cubiertas de historia. Pero, los adultos delegaban esos cuentos como simple farsas.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now