70. Lárgate

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Narra Matthyw:

Su respiración se atora, sus ojos parecen invadidos por el miedo, sus manos tiemblan, y parece perdida.

—Lheyra, respira, estás bien—Intento que mi respiración sea lenta, contraria a la de ella, pero no parece responder.

Nizaw no demoro en desatarla inmediatamente que empezó con ese ataque de pánico, pero no parece que se haya calmado.

No permite que ninguno se acerque a ella, luce asustada, y la ansiedad se refleja en cada uno de sus movimientos.

Intento acercarme, mantener el control pero me es imposible cuando se aleja, como si fuera una amenaza.

Su pecho sube y baja de manera acelerada, y solo puedo ver a mis hermanos igual de desesperados.

Lukaw pasa su mano por su pelo repetidas veces intentando hablar con la castaña, que mira la habitación como si intentará salir.

Nizaw por su lado, sale rápidamente de la habitación y cuando quiero indagar que está haciendo, no demora en volver.

Ah, y no volver solo, sino que, con el Kusko.

—¿Lehy?—El platinado camina hasta su lado, y antes de que pueda predecirlo la abraza contra su pecho.

—Kus, yo...—Su voz se quiebra con un sollozo mientras se esconde en su pecho.

Quiero avanzar hasta ella y apartarlo, pero me contengo cuando su respiración comienza a calmarse con cada cosa que él le susurra.

Un sentimiento de impotencia se forma en mi pecho, mientras apretó los puños sintiéndome inútil.

—No está aquí, Lehy, se fue hace mucho tiempo, y no volverá—Murmura acariciando el cabello ahora desordenado de la castaña.

Las manos de ella dejan de temblar, mientras parece quedarse casi dormida sobre el pecho del platinado.

Ambos se sientan en el suelo, mientras permanezco quieto sintiendo las ganas de alejarla de él.

Joder ¿por qué mierda tiene que estar tan pegado a ella?

(....)

Narra Markus:

¿Por qué tienes que rodearte de gente extraña, Lehy?—Me quejo en un susurro aunque ella solo pronuncia algo entre sueño.

Los tres pares de ojos me miran como si estuvieran apunto de matarme, y puedo asegurar que, sino fuera porque Lehy está conmigo, ya hubiera muerto hace un buen rato.

Aunque, pensándolo mejor es Lehyra la causante de que ellos me quieran muertos.

Tengo un arma de doble filo abrazada a mi.

Aún así, no es nada nuevo, Lehyra siempre fue alguien ¿cómo decirlo? Letal.

No necesariamente por rodearse de estos tres asesinos dementes, tampoco porque ella fuera capaz de asesinar.

No. Ella, es capaz de plantarse frente a quien sea, y evadir su propio miedo, para decidir por su cuenta.

Algo que realmente admiro.

Valora su palabra, y si las cosas no salen como lo desea, solo las manipula a su favor. Algo qué, bueno, quizás no suene tan bien, pero siempre resulta bien.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now