89. Una verdad

417 35 3
                                    

Narra Lheyra:

La puerta se abre repentinamente, y los aplausos seguidos de la risa de Kendo son lo que se escucha en esta pequeña habitación.

Mi cuerpo se tensa. Ya ni sé lo que es real.

Los hermanos están a mi lado, pero no sé por cuánto tiempo.

«Eres la mentira, sobrina»

Finge, finge, finge.

«Cuando finges tan bien, engañas a todos, incluso a ti. Te mientes, les mientes, y ni siquiera tú lo sabes»

—Dios, que emoción—Oigo la voz de Kendo, lejana.

Finge, finge, finge.

«Miente. Es lo mejor que sabes hacer. Ni siquiera tú eres capaz de detectar tu propio engaño.»

Jamás entendí el significado de sonreír, solo sabía el momento adecuado para reír.

«Tu abuela tiene un problema, Lehy...ella no está bien. No, mentalmente»

Jamás aprendí el significado de las palabras, solo el momento en cuál decirlas

«Tu abuela fue detectada como psicópata, no puedes ir a verla, cariño. Es peligroso»

—¿Lheyra?—Una voz murmura lejana, y ni siquiera soy capaz de reconocer quién habla.

Pestañeo. Veo negro. Todo está muy lejos.

Y de repente, ya no hay nada. No hay verdad, y no hay mentira. Solo soy yo.

Fijo mi vista frente a mi. Kendo se balancea impaciente mirándome con el ceño fruncido.

Su confusión, hace que una sonrisa cínica se me plasme en el rostro, y el sentimiento en mi pecho se expanda.

Quiero matar al mentiroso, aunque eso signifique vivir con la mentira.

Vivir conmigo.

—Tío...—Doy un paso, la sonrisa permanece—¿Cuándo me vas a depositar el dinero? Ya hice la parte de mi trato.

Tres pares de miradas queman mi nuca, pero no me detengo.

Kendo sonríe con sutileza, esa sonrisa que arrogante que lo hace creer que todo está bajo su control.

¿Alguna vez existió el control? No lo sé, pero si existió...Él jamás lo tuvo, sus decisiones impulsivas lo consumen tan lentamente que apenas es capaz de darse cuenta.

—Oh, ¿ya has abierto los ojos, Lheyra? Me alegra, sabía que no me decepcionarías—Responde—Tu red de mentiras se cayó, lamento que no puedas seguir jugando con tus noviecitos.

Finge una mirada triste, que solo hace que mi sonrisa se agrande. Quiero arrancarle los ojos.

Maldito.

—Ya. Conseguiré otro par para jugar.

Oigo como crujen los nudillos de Matt a mis espaldas, sé que les molesta, pero aunque deseo remediar lo que hice, no tengo forma. Les molesta, y sé que con cada palabra que diga ahora, les molestará aún más.

Les duele.

¿Les duele perder una mentira?

Les duele perderte.

—En ese caso—Kendo avanza, prendiendo un cigarrillo mientras sus guardias permanecen al margen en la puerta—Aún no has terminado tu parte—Menciona con sorna—Siguen respirando.

Me volteo, mirando como los tres están tensos. Podrían moverse, no están atados, pero todos sabemos que un movimiento en falso y otros terminarán mi trabajo.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant