68. ¿Quién es?

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Narra Lheyra:

—¡Nos están rastreando, Markus!

—Ups...¿y ahora qué? ¿Nos mudamos otra vez?—Pregunta aún mirando su piel en el espejo.

—No. Ve al pueblo a comprarte alguna crema para las arrugas.

—¿Estás siendo sarcástica?—Me mira alzando una ceja, y solo niego.

—No, pero ve con mis padres, inventales alguna excusa, investiga dónde están Paul, Renia o Lizz.

—¿Todo eso? ¡Es mucha tarea!—Se queja.

—Cuando vuelvas, todo va a estar resuelto.

—¿Todo? ¿Incluso el tema de los Skillek?

—Si.

Se encoge de hombros, saliendo del baño, para dirigirse escalera abajo.

—¡¿Dónde hay plata?!—Grita ya saliendo.

—¡Pídeles a mis padres!—Respondo de vuelta, concentrada en los medicamentos que aún se conservan en el botiquín del baño.

(...)

Narra Nizaw:

No fue difícil encontrar donde estaba, hace cerca de una hora que estamos viendo los movimientos en la casa.

Las preguntas invaden mi mente una y otra vez, y el silencio de mis hermanos, me hace saber que a ellos también.

¿Por qué está acá? ¿Cómo conoce está casa?

Hace unos días atrás, las mismas preguntas surgían. Más cuando nosotros mismos la acompáñanos mientras que las lágrimas caían por su delicada piel.

Ninguno supo explicar cómo había encontrado está parte del bosque, porque lloraba frente a una especie de tridente clavado en el suelo.

Pero, las únicas dos teorías que surgieron y los muchos problemas encima de nuestros hombros, fueron suficientes para olvidar el tema.

Su madre fue criada en Lorchpey, por lo que no era difícil que alguna mascota estuviera enterrada bajo el tridente, rodeado de rosas.

Y la segunda teoría, se la acreditamos al alcohol. Ese día, después de estar en la casa de Vanesa, jugando a ese estúpida juego, era muy probable que ni si quiera fuera totalmente conciente  de lo que estaba haciendo.

—El Kusko ya se fue, y por lo visto no planea volver pronto—Informa Matt, volviendo a nuestra lado detrás de unos arbustos.

—Deberíamos entrar ya—Sugiere Luk.

La noche ya a caído, si el platinado no ha vuelto, seguramente no lo haga hasta mañana.

Asiento, de acuerdo a la propuesta.

Los tres nos levantamos, las luces están apagadas, no hay forma que nos vea entrar. Además es probable que la castaña ya esté dormida.

Matthyw es el primero en acercarse a la puerta, que cede fácilmente sin ningún tipo de seguridad.

Quizás este esperando al platinado.

Entramos, la oscuridad es absoluta, pero de repente la luz de la cocina se enciende dejándonos verla.

Allí está ella, sentada con un pequeño pijama que deja ver sus piernas al descubierto.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora