21. Discurso

771 64 3
                                    

Narra Lheyra:

Arreglo mi vestido, antes de subir los escalones con una sonrisa.

Suelto un suspiro, viendo a todos los estudiantes observando atentamente hacia nosostros. Sonrío.

Mi sonrisa se vuelve desafiante cuando la mirada de Matthyw cruza con la mía, como si quisiera matarme.

Observo a la multitud, enfocando a Kus que se infiltró en la primera reunión de la presidencia estudiantil.

El platinado sostiene un enorme cartel con mi nombre, mientras que Lizz lo ayuda aclamando mi voto.

La secretaria se pone delante de ambas tarimas, tomando un micrófono antes de hablar delante de la multitud.

—Queridos estudiantes, como ya saben, hoy estamos reunidos aquí para decidir el próximo o próxima en ocupar el puesto de presidente estudiantil—Abre los brazos, sonriendo aunque nadie aplaude, finge toser un poco antes de volver a hablar—Sin más que agregar, les presento a los candidatos; Lheyra Dwens—Me señala y solo cuatro o cinco personas aplauden con mi nombre—Y Matthyw Skillek ya conocido entre todos—Todos aplauden incluso la secretaria.

Mató con la mirada a Kus cuando chifla y aplaude al escuchar el nombre de mi rival.

—Bien. Es un placer para mí estar aquí hoy como otros años—Matthyw habla cuando la secretaria se sienta junto al público—Sé que recibiré su voto, ya que confío tomarán una buena decisión.

¿Qué? ¿Cómo mierda puede ser tan evidente manipulando, y conseguir que el público exclamé por él?

Qué tú manipules con más discreción, no cambia que seas manipuladora.

—Si fuese ese caso, su decisión sería no votar a ninguno de los dos—Hablo consiguiendo la atención de todos, inclusive del rubio que me mira confuso por mis palabras.

¿Acabas de decir, que no deben votar a ninguno de los dos?

Acabo de decir exactamente eso.

Una alumna levanta la mano, y la secretaria camina hacia ella, tomando su palabra.

—Todos conocemos como es la actitud de Matthyw frente a la presidencia, creo que no debería si quiera competir su puesto—Determina la alumna, y permanezco impasible frente a la estupidez que dice—Es mejor que ella diga porque debemos votarla, aunque es claro que es mejor conservar a Matthyw en su puesto, ha demostrado ser un excelente presidente estudiantil—Me señala y la secretaria asiente agradeciéndole su participación.

—Aunque es evidente, debo decir que mi posición es opuesta a tu pensamiento—Aclaro mirando a la alumna entre la multitud—Él que confíen en mí contrincante; Matthyw Skillek, no asegura que él sea mejor candidato al puesto, que otros. Inclusive, es absurdo afirmar que su antigüedad en el puesto garantiza, una buena estadía. Es decir, todos saben que cuando tomamos como costumbre algo, por más malo que sea, estamos adaptados a ello. Tal vez, este sea el caso, y nadie se ha percatado...—Insinuo con una sonrisa radiante.

—Me niego a escuchar, tal cosa—La voz dura de Matthyw, acompañada de su mirada penetrante, lo hacen intimidante—Es insólito el dudar de mis habilidades y no considero sea adecuado que la señorita Dwens cuestioné o acusé mis años de presidencia poniendo en duda, un momento donde ella no estuvo presente.

—Lamento si mis palabras, no fueron claras o bien interpretadas, por el señorito Skillek—Sonrío cuando veo como el rubio tensa su mandíbula por el apodo—No considero que cuestionar los años pasados sea incorrecto, es decir ¿Por qué estaría mal crear una reflexión sobre el pasado? ¿No cree que es mejor, aprender del pasado, señorito Skillek? ¿O prefiere olvidarlo, para evitar recordar algo que le convenga olvidar?

—¿De qué mierda me acusas?—Su voz áspera, y sus palabras se dirigen directamente hacia mi.

—¡Señor Skillek! ¡Cuide sus palabras!—Regaña la secretaria, pero Matthyw solo rueda los ojos sin ponerle importancia.

—¿Yo? Jamás lo he acusado, solo lo he invitado a reflexionar. Aunque el hecho que evite mis preguntas, no ayuda a su posición señorito Skillek.

Observo como Matthyw aprieta los puños a sus costados, y sonrío en grande.

—¡Yo tengo una pregunta!—Habla un chico entre el público, obteniendo el micrófono de la secretaria—¿Qué es eso, de que no es buena decisión votar a ninguno de los dos? Disculpen pero las palabras de Lheyra son confusas.

—No considero que votarnos a alguno de nosostros sea una buena decisión, aunque mi rival pueda oponer mi palabra y no la cuestionaré—Espero que el rubio hable.

—Es claro contradigo con su pensamiento; no considero sea una mala decisión votar a mi favor, sería incluso un acto de madurez de parte de los estudiantes—Halaga orgulloso del público que aplaude hacia él.

—Pues no es buena decisión votarme a mi—Me encojo de hombros, obteniendo las miradas curiosas sobre mi—Pero ¿realmente importa? ¿Puedo preguntarle a usted señora Smith si tiene marido?

La confusión se espande al igual que el silencio, hasta que la secretaria responde con duda.

—Tengo un ex-marido, estoy divorciada, pero dudo que esto venga al tema, señorita Lheyra—Contesta la secretaria.

—¿Acaso usted tiene hijos?—Indago.

—Una hija.

—Perfecto, estoy seguro que ustedes—Señalo al resto de estudiantes—Al oír del divorcio de la señorita Smith, han pensado que realmente fue una mala decisión. Pero ¿Qué opina la señora Smith sobre su hija? ¿Se arrepiente de tenerla?

—No, claro que no, es el tesoro de mi vida.

—Bien, siguiendo con lo que decía, las peores decisiones, no significan los peores resultados—Continuo hablando, pero veo la atención del público disminuyo.

Suelto un bufido, que mal público.

—¿Alguien aquí en su puta vida quiere tomar buenas decisiones? No sean tan hipócritas, y egoístas con ustedes mismos en creer que realmente lo que quieren es tomar buenas decisiones. Lo que ustedes quieren es disfrutar, vamos que yo también lo quiero. Somos adolescentes, revelemos ¿qué más da? ¿La vida es una, no?—Me encojo de hombros bajando de la tarima, ya me aburrí.

—¡Señorita Dwens! ¡¿Dónde va?!

—Ya me aburrí—Digo sin interés en sus palabras—No necesito ser escuchada para ser votada, después de todo, las palabras solo son frusleria.

Volteo una última vez cuando siento una mirada quemar en mi espalda, y sonrío enseñándole el dedo corazón al rubio, para luego guiñarle.

—¡No puede irse, sin terminar el discurso!—Habla la secretaria.

—Entonces, terminó el discurso.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Where stories live. Discover now